Aclaró 322 – LA TECNOLOGÍA Y LOS VÍNCULOS 15/05/2017

Es bien sabido que no podemos sobrevivir solos, somos seres gregarios que tendemos a la socialización. Sin duda somos seres distintos, pero en todos nosotros existe esta necesidad de afiliación que nos impulsa a acercarnos a los demás. Nos relacionamos para satisfacer diferentes necesidades: en algunos casos para adquirir una sensación de seguridad, para sentir que pertenecemos a un grupo, para sabernos aceptados, para tener alguien que nos escuche, para compartir lo que sentimos o experimentamos. Observamos comportamientos de los individuos a nuestro alrededor, que en ocasiones se convertirán en nuestras figuras a seguir; aprendemos a expresar las emociones a través de los modelos familiares y a solicitar apoyo cuando nos sentimos decaídos.
La ausencia de vínculos sociales genera un sentimiento profundo de soledad que sin duda impacta en el estado emocional, y con el tiempo en el estado físico.  Cada individuo tiene la responsabilidad de ampliar su red de apoyo, desarrollando su habilidad para establecer vínculos de calidad. Entre más reciprocidad exista en nuestras relaciones más sólidos serán nuestros vínculos, ya que ambas partes quedarán satisfechas; se presentarán menos desacuerdos, existirá más empatía y más comprensión. Los amigos estarán ahí para apoyar, acompañar y afrontar cualquier suceso, no importa cuán difícil sea. Las investigaciones realizadas en este campo comprueban que una red de apoyo extensa, tendrá efectos positivos en la salud; el sistema inmune responderá de forma adecuada contra los virus. Esto se explica porque la liberación de algunos neurotransmisores, provocada por la sensación de seguridad y alegría, mejora la eficacia de nuestros sistemas.
En los últimos años la tecnología ha avanzado de forma considerable; casi todos tenemos acceso a ella de alguna forma u otra, sin importar la edad o la situación económica. Comienza a formar parte de nuestra cotidianeidad, y tanto el acceso a la red de forma indiscriminada como la cantidad infinita de información, puede llegar a atraparnos, consumiendo gran parte de nuestras horas. Los contenidos que percibimos a través de estas redes, pueden provocar un impacto negativo en nosotros, generando stress o afectando la autoestima al observar modelos de belleza, dinero o fama que nos provocan sentimientos inconscientes de inferioridad, cuando no podemos alcanzarlos.
El mensaje que se transmite proclama que lo importante no es “ser” sino “tener”. Poco a poco y sin darnos cuenta, vamos desplazando nuestras obligaciones, perdemos la comunicación e interacción con los que realmente están ahí cerca de nosotros y debilitamos nuestros vínculos sociales. La falta de contacto real con los otros, desequilibra nuestra vida afectiva; cada vez reconocemos menos nuestros sentimientos y nos es más difícil expresarnos. A la larga se va generando una sensación de vacío, que de forma cíclica se encubre, a través de la fantasía de que al otro lado de la pantalla están todas esas personas que nos quieren y nos apoyan. Si este sentimiento de vacío persiste, puede presentarse un cuadro depresivo como respuesta al sentimiento de aislamiento – soledad y desesperanza, lastimando nuestra salud mental y física.
Es común hablar del tema pero realmente nos es difícil modificar nuestra conducta; nos comunicamos con los demás a través de las redes sociales, en lugar de voltear a ver a nuestro alrededor, reconocer al otro y respetar su presencia. No observamos el rostro de los otros, solo observamos pantallas y ………¿estarán ellas para nosotros cuando necesitemos apoyo en los momentos difíciles de la vida? ¿son estos vínculos verdaderos? ¿Pueden reemplazar estos medios el contacto real? ¿qué sucede cuando a los medios le damos la jerarquia de fines en sí mismos?
Un temática para dialogar, profundizar y aplicar en nuestra vida…

 

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