«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá»(Jn. 11,19-27)
Cuando un médico con 28 títulos honoris causa en su haber y cuarenta años de experiencia acompañando la muerte a miles de personas, comparte con nosotros sus vivencias místicas —«experiencias que me han ayudado, a saber, más que a creer, que todo lo que está más allá de nuestra comprensión científica son verdades y realidades abiertas a cada uno de nosotros»— debemos leerla atentamente y con humildad.. Nunca antes la humanidad había tenido ocasión de saber de la muerte y de la vida después de la muerte a partir del testimonio de más de 20.000 personas que, declaradas clínicamente muertas, volvieron a vivir por reanimación u otras causas. Estos testimonios recogidos en décadas de investigación pertenecen a personas que van desde los dos años hasta los 97, viven en culturas y países totalmente diferentes entre sí y pertenecen a religiones diferentes, incluso muchos de ellos totalmente agnósticos o ateos.
Luego de años de recoger testimonios de lo vivido después de morir, la Dra. Elizabeth Kubler Ross pudo describir el patrón común que indefectiblemente aparece en todos los casos. Las fases por las que pasa el alma cuando muere el cuerpo y como se siente en otra dimensión de la realidad que nosotros no vemos. Eso la llevo a decir, en la madurez de su trabajo: “la muerte no existe”.
Ella fue la creadora de casas del buen morir y quien a fuerza de convivir con murientes durante su vida profesional descubrió las fases del duelo por un diagnóstico terminal o la partida de un ser querido. Su legado es de inconmensurable lucidez en esos dolores sin palabras justamente por haber podido apalabrarlos.
Ha escrito diversos libros, y luego de haber leído varios de ellos, me encuentro con la urgencia de compartir con ustedes las historias, sumadas a las que se han escuchado por estos pagos, y las explicaciones que ha dado en innumerables ámbitos académicos, científicos, y de acompañamiento al buen morir.
En tiempos en los que tantas personas, entre las que me incluyo, hemos tenido que padecer el dolor de la partida de seres queridos en total soledad por la pandemia, sin poder acompañarlos ni despedirse, estas historias abren una ventana de luz y consuelo. Ya no es solo creer que viven sino saberlo.
Les contaré las distintas objeciones que confrontan con este saber y como la Dra Kubler las rebatió sin desanimarse a pesar de ser subestimada y cancelada en algunos ámbitos. Lo suyo se convirtió en una misión a la que entregó su enorme prestigio científico y su vida toda.
¿Pueden mentir o delirar tantos miles de seres humanos en todo el ancho del mundo diciendo siempre lo mismo? En mi personal experiencia sé que no por una simple razón: lo escuche idéntico de la boca de mi abuela, una mujer incapaz de fabular, concreta, atea y analfabeta. Fue la única vez que habló de algo que no tuviera que ver con la inmediata realidad de la vida tal como la percibimos acá. Ella cruzó el primer umbral de la muerte y volvió.
Este sábado en radio Galilea te contaré estas historias. Alguien tuvo el coraje científico y existencial de traspasar los límites de la muerte para contarnos que la crisálida se convierte en mariposa. Hay que continuar su misión. Hace bien. Compartí este mensaje con quien esté duelando para que reciba esta luz en la oscuridad de su dolor.
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