Si Don José fuera Santo… cosa muy probable, no lo sería ni por su apellido ni por su extraordinaria maestría militar.
Tampoco por ser el general de una de las epopeyas más audaces y arriesgadas de la historia, el cruce de los Andes, que según sabedores del tema superó en osadía el famoso cruce de Aníbal de los Alpes Suizos.
No fue su espada ciertamente la que le dio brillo de santidad a su figura, sino la grandeza de su sueño y la abnegada coherencia con que pagó todos los precios que le impuso la vida y la mediocridad de sus contemporáneos para defenderlo.
En su sueño de libertad entramos todos: los negros, los indios, los gauchos, las mujeres, los criollos, los patricios y los pobres. Los únicos que quedaban afuera eran los explotadores de sudores ajenos….
Don José fue radical y coherente hasta en su testamento, emociona leerlo y ver con qué detalle deja encargos de reconocimiento a su servicio doméstico antes de morir.
La espada no fue su gloria, sino el recurso que tenía para conquistar su sueño. Pero vale pensarla como analogía de su grandeza: la usó con valentía admirable, la envainó para dejarle a otro el mérito de la meta, jamás aceptó usarla contra un compatriota y finalmente la regaló a Rosas como signo de reconocimiento por su defensa de la soberanía.
El pizarrón, la pala, la palabra, la música, el micrófono, las leyes, el bisturí, el martillo, la computadora, la cocina, las agujas, la política y un largo etcétera son hoy nuestras espadas. ¿Cuál es tu instrumento de lucha?. Porque a nadie le caben dudas que otros tiranos siguen rondando nuestros sueños. Seamos hijos fieles de este legado de Don José: usarlas para liberar, manejarlas con maestría, resignar las ambiciones personales en favor del bien de las causas nobles, y darla como legado a quien sepa mantener el fuego de la misión.
Y NO USARLA CONTRA UN COMPATRIOTA….
Hecha esta aclaración, en vísperas de otro aniversario de su paso a la inmortalidad me animo a gritar como lo hiciera Martín Güemes…»¡Toda la tierra en armas…!»
En la mañana de Aclaró entrevistaremos a Florencia Canale, sobrina en sexta generación de quien fuera la esposa del Libertador: Remedios de Escalada de San Martín . «Pocos conocen que el hombre más poderoso del continente americano dio una de sus batallas más feroces puertas adentro, en su vida doméstica. ¿Su peor enemigo? Remedios de Escalada, su mujer, la madre de su hija.»
Y también charlaremos con los miembros de la Asociación Cultural Sanmartiniana Cuna de la Bandera, de la ciudad de Rosario, quienes buscan difundir la vida, obra y valores del Gral. José de San Martín, inculcando la misma en los hombres, mujeres y niños de nuestra sociedad, para que estos sean a su vez multiplicadores, con el fin de ser una comunidad más culta, respetuosa y evolucionada.