Aclaró 482- La importancia de saber envejecer: Bienestar psicológico en el adulto mayor. Lic Inés Ramaciotti 16/03/2018

Las arrugas surcan la piel, nuestro cuerpo cambia su contextura y el cabello se vuelve cano, como si inaugurase la última fase de la vida. Los cambios impulsados por la vejez trascienden la estética e implican aspectos emocionales y psicológicos que muchas veces pasan desapercibidos. Muchas personas mayores desarrollan cuadros depresivos, cuadros ansiosos, estrés y somatizaciones. La enfermedad más común de este tipo es la depresión, con una prevalencia del 11,2%.
Los adultos mayores que más se deprimen son los hospitalizados (alrededor del 30%), quienes residen en hogares de ancianos (30%), las mujeres (16,9%, en contraste con los hombres, quienes concentran el 4,1%), aquellos que tienen escolaridad baja (superando a los que tienen educación universitaria) y las personas que presentan comorbilidad (otra enfermedad).
El principal rasgo depresivo de los adultos mayores es la apatía, es decir, el desgano que los lleva a abandonar actividades, a dejar de salir o de compartir con los demás, anteponiendo cualquier excusa para evitar estas situaciones.
Cuando una persona mayor muestra una preocupación excesiva por todo, es decir, está hiperalerta y cualquier cosa lo asusta o estresa, podemos estar ante el caso de un cuadro ansioso, mientras que la somatización se refiere a variadas e inespecíficas dolencias que experimenta un individuo, ya sean mareos o dolores de espalda, cuello y de estómago, por nombrar algunos. El origen de estos malestares no es físico, sino psicológico. «Si nosotros no le damos cabida a nuestras penas o frustraciones, el cuerpo lo expresa en forma de dolor físico«.
El impacto que tienen estos trastornos psicológicos sobre la salud es enorme, ya que son agravantes de enfermedades físicas (hipertensión, diabetes, entre otros) y fomentan la aparición de trastornos cognitivos (pérdida de memoria, dificultades del lenguaje, problema atencional).  En algunos casos, el adulto mayor se autoabandona de tal manera que se niega a realizar tareas tan básicas como bañarse, comer o limpiar su hogar, debido a la desmotivación que lo embarga. En definitiva, los problemas físicos empeoran y el afectado descuida su vida general, lo que sin duda, sólo acarrea consecuencias negativas.
La Licenciada, y amiga de la casa, Inés Ramaciotti nos ayudará a comprender esta etapa desde la psicología e iremos profundizando juntos algunos puntos para vivir bien nuestra propia vejez y ayudar a otros a vivirla en plenitud.
 
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