Aclaró 532- Alicia Ciapponi: primera médica a la gorra 29/06/2018

Alicia Ciapponi: primera médica que atiende a la gorra o por trueque en el sur de Punilla

 

Prestigiosa cardióloga de Icho Cruz, cumplirá el sueño tan esperado como cierre de su trayectoria profesional. El desafío es atender a los pacientes con otra mirada.

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Alicia Ciapponi llegó hace veintidós años a Icho Cruz buscando un lugar donde la naturaleza fuera el eje de la vida que anhelaba junto a sus hijos pequeños. Jamás se arrepintieron de ello, aunque sin sacrificio dejó una valiosa carrera como médica  en Córdoba.  Egresada de la Facultad de Ciencias Médicas de la U.N.C. hizo su residencia en Buenos Aires en cardiología y de regreso a la ciudad mediterránea trabajó en  la Clínica Junín, Unidad Coronaria  del Hospital Privado,  OCMI  con el equipo de Cirugía Bariátrica entre otros lugares y  de allí a Icho Cruz donde fue directora médica del Quenti , después formó el Quenti Medical en Carlos Paz, trabajó en el dispensario de Icho Cruz y al regresar de  su experiencia en África,  retomó  unas horas en el Quenti Medical y este proyecto que corona un anhelo de décadas.
Esta propuesta novedosa  comenzó recientemente en la Casa Cultural de la Coopi en Icho Cruz, una vez por semana y  la describe como  “El  rescate  del consultorio viejo, en el que el médico  conocía a sus pacientes  por la cercanía, cómo era su familia, su historia. El tiempo que cada persona necesita  es más que una charlita de 15 minutos como es habitualmente” y entre borbotones de palabras detalla “Hay que  sacar la imagen fría del consultorio, dando más calidez  y cercanía, acercando las distancias para que no haya miedo en el paciente. Por otra parte dándole una visión más integral de lo que es la salud, integrado a otras ofertas, que se pueden incorporar desde los talleres  en las que deba cambiar actitudes nocivas y las pueda cambiar y que sepa que se puede”.
Ciapponi  tiene una mirada crítica hacia la mecánica que los médicos deben cumplir en determinadas instituciones  “los médicos en general hemos sido de diagnosticar y dar indicaciones, pero cuando el paciente esta solo con esas indicaciones no es fácil y la mayoría de las veces no se hacen esos cambios porque no tiene herramientas. La enfermedad es una parte de la salud. Quizá no es darle una pastilla para que no esté más enfermo, sino que tenga la posibilidad de enfermarse menos o recuperase más rápido”.
-¿En que difiere esta propuesta de todas sus experiencias anteriores?
-En todo. Esto es la conclusión de 40 años de ser médica, de lo que a mi parece que debería ser un consultorio. Y en este momento en que puedo tener resulta en parte la cuestión económica no estoy pendiente del peso. Soy de la escuela que la salud tiene que ser gratis, o por lo menos accesible a todos.
-¿Cómo cree que reaccionarán sus colegas ante esta propuesta rompiendo los parámetros habituales?
-No muy bien algunos. A otros les ha gustado la idea y es muy probable que un pediatra se sume a esta propuesta. Creo que a la gente va a costarle un poco también.  A mí no me gusta la plata, hablar, tocarla y mucho menos cuando trabajo en medicina. Por eso lo escribí y quedará impreso que no me tienen que pagar un precio, sino lo que ellos valoren.
Nunca pensé que podría hacer realidad el sueño de: a la gorra o por trueque
La propuesta que plantea Alicia Ciapponi  es que el pago por sus servicios profesionales “Será a la gorra o por trueque. Es la consigna. La idea es que hagamos un intercambio. Yo les voy a ofrecer  mis servicios  y ellos tienen que valorarlo. Las mejores posibilidades de atención médica cuestan mil quinientos pesos una consulta ¿quién los puede pagar? ¿Una familia de cuatro personas puede pagar los coseguros de 500 o 600 pesos por consulta? Sin hablar de los estudios o las prácticas. Esto es en los consultorios privados. La atención en los centros de salud pública es diferente”.
Aclara que su tarea  es “ofrecer una atención primaria y creo que hay que empezar a cambiar ese paradigma que sostiene “porque es bueno cuesta plata y mucho”. Se trata de lo que la gente quiera o pueda aportar o por trueque. Un corte de pasto, un kilo de verduras, lo que cada uno pueda y valore”.
“Nunca pensé que estos se haría realidad –agrega sonriente y expectante-  por ahora funcionará un solo día a la semana. Si más adelante se requiere mayor atención, veremos”.
África, la tierra de sus ancestros, la recibió como médica durante un año y medio

Alicia se enteró  siendo adulta que su bisabuelo era negro y que vino del África a América, sin tener en claro dónde murió. Será por eso que siempre ese país le apasionó  pero no pensó jamás que terminaría trabajando allí.
Esta posibilidad que le ofreció la vida, la oportunidad en el momento justo, llegó cuando necesitaba un cambio y para reencontrase  con  parte de su historia de vida desconocida.
Toma mates amargos y muestra en su computadora las fotos que marcaron sus días africanos. Rostros negros, de esa negritud que forma parte de su raíz. Colores multiplicados en las ropas y sonrisas abiertas de los pacientes del hospital, con los que se encariñó de manera entrañable.
Necesitando  experiencias y aires de vida diferentes comenta a Punilla al sur que “Una amiga me da el mail de la directora médica del hospital  La Paz de Guinea. Le describí toda mi realidad y me dijo ¡ venga ya! Renuncié al consultorio, vendí el auto y en 20 días  me fui, Eso fue en el 2015”.
Una aventura de mujer adulta como si fuera recién recibida en busca de nuevos horizontes “No sabía dónde iba. Guinea es un país muy pequeñito y de ahí me fui a Bata con una población de 700 mil habitantes. Me fascina el hospital, su dinámica, trabajo en equipo. Nos daban la vivienda, la comida y un sueldo. Y en  ese hospital encontré médicos y enfermeros de todas partes del mundo y  los pacientes también eran de todo el mundo porque trabajan en las empresas radicadas en el lugar. Por supuesto, los más hermosos son los pacientes de Guinea. Llenos de colores y mi cabeza fue incorporando todo. Enfermedades que nunca había visto: malaria, lepra, tétano tuberculosis, todas las enfermedades infectocontagiosas.  Era la única cardióloga y después me asimilé a medicina interna”.

Y la cordobesa Ichocrucence aceptó el desafío “Los cuatro primeros meses fueron bravos. Todo nuevo. Acostumbrarme a otra cultura que  si bien hablan español  el idioma nativo es muy difícil”.
-¿Por qué regresa  y deja ese trabajo que le permitió vivir experiencias impensadas?
-Me volví porque sentí que ya estaba. La experiencia fue muy buena. En mi ausencia murió  Tito Apella, padre de mis hijos y ellos estaban en ese momento  sin padres. Mi madre también me necesitaba así que en ese momento sentí que debía regresar”
“Volvería  a África con una idea distinta y con una propuesta de lo que vi. A nivel de cardiología la hipertensión arterial es severísima y no está tratada. La idea es hacer un Programa Nacional del control de la hipertensión arterial. Pero… vaya una a saber si es posible”.
Alicia Ciapponi mira el atardecer que anticipa una  helada y envuelve las horas  con sus palabras y el relato de este sueño por el que esperó muchos años, que tiene como eje “los valores” y lo recalca  permanentemente.
Esos valores de vida que hacen la diferencia entre las relaciones con los otros y los otros que se convierten en parte de uno, porque nada de la existencia le es ajena. Y así fue su trayectoria de vida y profesional,  jugándose a las utopías, que no están tan lejanas si se mantiene la esperanza.

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