“Señor,que no busque tanto ser amado como amar”
Ezio,Tracanna el médico bahiense ( de Argentina) que se formó en Esquel y ahora se dedica a sanar en la pobreza de Haiti
es un pediatra que estudió en la Universidad Nacional del Sur. Con 25 años hizo su residencia en la cordillera chubutense. Ahora es voluntario en el país más pobre de América. Se puso tres vacunas: una contra la fiebre amarilla, otra contra la difteria (enfermedad infecciosa) y la tercera contra el cólera. Tomó mefloquina, una medicación contra la malaria que tiene muchos efectos adversos. Asiste a unos mil chicos que viven en orfanatos. Sus piernas y brazos están tapados a pesar de los más de 30 grados. Y el cuerpo, totalmente cubierto con protector contra mosquitos. Ni bien bajó del avión se topó con la miseria y la desidia. Las calles, el abandono y la falta de infraestructura aún reflejan las consecuencias del devastador terremoto de 2010, en el que hubo más de 100 mil muertos.
Lleva el pelo bien corto: hay poca agua para ducharse y, además, abundan los piojos y la sarna, una enfermedad de la piel causada por pequeños parásitos.
La casa donde se aloja está asegurada con rejas y alambre de púa; en su exterior todas las noches se pasea un hombre que porta una escopeta Ithaca. Son noches verdaderamente oscuras: las luces artificiales se apagan por la tarde y vuelven recién con el día. Es uno de los voluntarios argentinos que viajó por una misión sanitaria al país más pobre de América, Haití, donde se estima que el 70 % de sus habitantes vive en la pobreza.
“Siempre quise trabajar en algo que me permitiera ayudar a la gente y cambiarle aunque sea un poquito su realidad. La medicina fue la mejor opción: yo me podía ganar la vida y, a su vez, ayudar al prójimo o a un otro que lo necesitara”.dice.
Le queda camino por recorrer. Chubut, otro pedacito de Argentina, el mundo. No importa dónde cuando se lucha por algo. “Iré siempre con una misma intención, con un mismo sueño, poniendo lo que soy o mi profesión al servicio de algo más grande, de algo que pueda cambiar aunque sea una vida o mejorar un poquito la salud de alguna persona”.
Escuchar sus historias es una medicina para el alma ollinada con tanto daño que a veces hace la gente. Una vacuna contra el resentimiento donde abunda tanta banalidad. Nos recuerda que otro mundo es posible Bienvenidos todos los que lo están construyendo
Este Viernes en Radio Galilea a las 9.30hs Después de escuchar al P Mariano Oberlin, otro militante de la vida, reflexionando sobre el Evangelio. Se repite a las 18 y 23 hs
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