Caricias que sanan Palabras que enferman
Una marea de discursos de autoayuda circula por la web, los libros , seminarios , conferencias y talleres. Celebremos tantos recursos puestos al servicio de la salud y el bienestar.Hoy quien desee desarrollar su potencial, crecer, evolucionar y despertar a sus propios misterios tiene enorme cantidad de recursos disponibles a solo un par de clicks.Me gustaría sin embargo hacer notar una objeción. La tendencia predominante en la mayoría de esas propuestas tiene un enfoque individualista e idealista de la persona y la hechiza con el mensaje TU PUEDES Y LO EXTERIOR ES SOLAMNENTE UNA PROYECCION DE TU MENTE .El otro y lo otro desaparecen. Pierden identidad fáctica y solo se reducen a ser espejos de nuestras proyecciones o maestros de aprendizajes que debemos hacer.Sin menoscabar la validez y la eficacia que puedan tener esos mensajes en algunas circunstancias. Lo bien que nos viene preguntarnos cuánto de la cárcel de mis descontentos la he construido yo con mis propias manos, es igualmente peligroso negar que afuera hay una dimensión habitada y real, que modela nuestras vidas y que no se puede curar mi mundo sin curar el mundo.La primera evidencia que tenemos sobre lo influyente del afuera la tenemos en nuestro cuerpo. En el cuerpo está el mapa de nuestra biografía, la manera en que hemos sido amados y los mensajes más simples e insobornables de la verdad de nuestra alma.Esta pandemia también nos trajo un mensaje simple e inosbornable: el hambre de piel y la necesidad de contacto que tenemos.En la imagen está un sistema de brazos plásticos que creó una niña para que su abuela la abrace en geriátrico…Hoy en Radio Galilea desnudamos la piel del alma para escuchar lo que necesita y agradecerle la paciencia. Quedate en casa con nosotros
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