Aclaró Especial – 40° ANIVERSARIO DEL MARTIRIO DE MONSEÑOR ENRIQUE ANGELELLI


 

Monseñor Angelelli era obispo de La Rioja. Fiel a la misión de Pastor de su pueblo, se convirtió en el Defensor de las causas justas y de los hermanos más humildes y oprimidos. Lo acompañan en esta tarea sus laicos, religiosas y sacerdotes.

Comienza entonces la persecución contra la Iglesia en La Rioja.201212071203001e4d7d
Se encarcela y persigue a laicos, catequistas, luego a monjas y sacerdotes, muchos de los cuales son expulsados de la provincia por las autoridades de seguridad. Algunos son encarcelados y otros, después de ser liberados por falta de motivos, son expulsados del país.

Esta nueva campaña de difamación y ataque abierto, tampoco tiene mayor resultado en asustar a los cristianos.
Se pone en marcha entonces un plan sangriento: asesinar a algunos para que escarmienten todos. El mismo Monseñor Angelelli lo advierte en conversaciones con posibles amenazados para que sean precavidos.
El 4 de agosto de 1976, el cuerpo del obispo de La Rioja, Enrique Angelelli, fue encontrado al costado de la ruta 38, camino a la capital provincial. La camioneta furgón en la que viajaba dio varias vueltas antes de que saliera expulsado. Su acompañante, el entonces vicario episcopal, Arturo Pinto, sufrió numerosos golpes y perdió la conciencia, pero salvó su vida. Cuando la policía encontró el cuerpo de Angelelli, estaba llamativamente dispuesto sobre la tierra. Ambos religiosos regresaban de Chamical, donde unos quince días antes habían sido secuestrados, torturados y brutalmente asesinados los jóvenes sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias. El obispo había oficiado la misa del entierro el 22 de julio y en la camioneta llevaba una valija con documentos recogidos para esclarecer estos crímenes.abrazo

«No vengo a ser servido sino a servir. Servir a todos, sin distinción alguna, clases sociales, modos de pensar o de creer; como Jesús, quiero ser servidor de nuestros hermanos los pobres”.

Estas fueron palabras pronunciadas por Monseñor Angelelli al asumir la conducción del Obispado de La Rioja en 1968, y no solo fueron palabras pronunciadas, sino que fueron CARNE… FUERON VIDA… FUERON SEMILLAS QUE HOY CRECEN BUSCANDO LO VERDADERO, LO BELLO, LO BUENO, LA JUSTICIA….

 
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