La JMJ se empapa…. Ahora sí, oficialmente está inaugurada la JMJ Cracovia 2016
Empapada. Literalmente. Así arranca la 31ª Jornada Mundial de la Juventud. Tras una mañana de un sol leve, cuando el peregrino se dirige al Parque de Blonia, sede de la ceremonia de acogida, una nube encapota Cracovia. Y cae la lluvia. A orillas del río Vístula.
Afortunadamente los organizadores del encuentro incluyeron en el pack del peregrino un piloto aislante de lluvia. Y no solo eso, en los controles de acceso repartieron bolsas de plástico para cubrir las mochilas y extender en el suelo. Gracias por la previsión. Detalles que ayudan. Y mucho.
EL temporal no hizo arrepentirse a nadie… en apenas media hora el césped se cubrió de los colores del logo de las jornadas: rojo, amarillo y azul. Mar de banderas. Tiempo de juego para adivinar países y fomentar la cultura del encuentro.
Durante el tiempo previo a la eucaristía, desde el escenario se hizo un recorrido por todas las JMJ anteriores, himnos incluidos. Fue la manera de recibir la Cruz y el Icono de los jóvenes, símbolo del encuentro, que han recorrido Polonia estos últimos meses.
Al comenzar la Eucaristía, los jóvenes polacos ovacionan a Stanislaw Dziwisz, el que fuera secretario personal de Juan Pablo II y hoy es cardenal arzobispo de Cracovia. Recibe las reliquias de su gran amigo y de sor Faustina Kowalska. En ese momento, cesa la lluvia y la calma reina durante toda la Eucaristía.
Caras de sorpresa cuando, después de escuchar el Evangelio, se vuelve a proclamar. Pero esta vez, cantado, en lengua paleo-eslava, que todavía se utiliza en algunas iglesias de rito bizantino.
Con voz firme, Dziwisz aplaudió en su homilía la diversidad de culturas y de las Iglesias particulares y subrayó la presencia de “jóvenes que sufren, cristianos perseguidos, con jóvenes de países que sufren la violencia…”.
Y dijo a los jóvenes: “Compartamos estos días lo más precioso que tenemos: nuestra fe, nuestras experiencias y nuestras esperanzas. Modelad vuestros corazones en esta JMJ y escuchad la voz del Papa Francisco. Para que volváis a casa con la chispa de la misericordia”.
En el rito de la paz, un rayo de sol rompe entre las nubes opacas del cielo de Blonia. Luego dela comunión, una gran ovación y locura desatada cuando se anuncia que mañana llega Francisco a la ciudad.
Termina la eucaristía. Y la lluvia no volvió. Pero los peregrinos se van empapados pero no solamente con la lluvia sino también de fe.