Michael Moore es hermano franciscano de la Orden de Frailes Menores. Con gran sensibilidad desentraña las resonancias de la poesía de Pedro guiándonos al encuentro con la fuente profunda de su alma. Despliega los contextos de sus poemas para abrir tanto sus circunstancias históricas y locales como su mensaje eterno y universal. Michael es Lic. en filosofía y doctor en Teología, Docente de la UCC. Sobre todo alguien que se dejó alcanzar por ese evangelio viviente que es la poesía de Pedro Casaldáliga. Este sábado 4 de septiembre a partir de las 10.30 conversamos con el hermano Michel Moore en Radio Galilea. Nos nutrimos de su reflexión sobre la espiritualidad del profeta, pastor y poeta que tuvo en su vida y en su palabra la ternura y la osadía, la mística y la profecía, la violencia y la paz del Reino que proclamó Jesús.
” Donde espera un muerto, yo reclamo primavera” Pedro Casaldáliga .Poeta, Profeta y Pastor.
En 1968 Pedro Casaldáliga marchó como misionero al Matto Grosso (Brasil). Una tierra donde la única ley era la «ley del 38», impuesta por los terratenientes contra los pequeños campesinos y los pueblos indígenas. En poco tiempo, Casaldáliga enterró a mil peones “a menudo sin ataúd y muchas veces sin nombre”. En 1971 fue ordenado obispo de la diócesis de São Félix de Araguaia (Matto Grosso), un extenso territorio de más de 150.000 km2. El mismo día de su ordenación episcopal, Casaldáliga hizo público un extenso documento donde denunciaba detalladamente cada uno de los casos de explotación y maltrato de pequeños campesinos e indígenas, apuntando responsables y causas.En una forma de entender la vida, del lado de los que siempre pierden y enfrentándose a los que siempre ganan a costa de la vida de los primeros, Pedro pasó por 10 malarias, siete tiroteos, incontables amenazas de muerte, cárcel y cinco intentos de expulsión del país. Vio cómo torturaban a sus compañeros, enterró a centenares de campesinos e indígenas y salvó la vida de otros tantos, pero no pudo salvar la de su compañero el padre Juan Bosco Penido Burnier, que fue abatido a su lado con balas que buscaron matarlo a él.Ni las amenazas, ni la enfermedad cambiaron el rumbo de Casaldáliga. “Mis causas valen más que mi vida” decía. Un rumbo que se dirigía a la dignidad del pueblo al que entregó su vida. Tampoco pretendió ser su líder, sino acompañarlo en el despertar de su conciencia y sabiduría en su propia liberación.Vivía en una casucha con dos camas, una para él y otra para quien necesitara refugio, y a pesar de vivir siempre amenazado su puerta no tenía llave. Su mayor tesoro era guardar como reliquia sangre de monseñor Romero y un pedacito de cráneo del P. Ignacio Ellacuría. Ambos, asesinados en el Salvador.Alérgico a la ostentación y a cualquier fórmula de cortesía que indique jerarquía, pedía ser llamado simplemente Pedro. Pero esas cinco letras resonaban con enorme autoridad en el Mato Groso, en Brasil y en el mundo, tanto que todos entendieron a quien se refería el papa Pablo VI cuando dijo públicamente “Quien toca a Pedro toca a Pablo” (¿Y quién se animaría a matar al Papa?) En 1989 fue nombrado candidato al Premio Nobel de la Paz, y nuevamente propuesto en 1991 y 1992. Alfabetizó a adultos y niños, recuperó tierras para sus labradores, dio salud y educación a un lugar al que no llegaba el Estado, a una tierra sin ley, y le dio, a un lugar ignoto y perdido, un nombre asociado para siempre al Reino que proclamó Jesús. São Félix do Araguaia es un ícono de otro mundo posible que Pedro nunca abandonó, ni siquiera cuando tuvo que resistir la orden del Vaticano, porque el verbo abandonar no existe en su diccionario.Casaldáliga publicó más de cincuenta obras de prosa y poesía, que se pueden consultar libremente en internet. Con una vieja máquina de escribir le puso nombre a las heridas de América Latina y esa fue siempre su única arma de revolucionario del Amor. Porque su palabra ardía y quemaba lo que tocaba. Solía decir “La poesía significa mucho para mí. Yo pienso que si soy algo es eso, soy poeta”Me sumergí con avidez en la poesía de Pedro Casaldáliga buscando la fuente de tanta esperanza .”¿De dónde le viene a Pedro esa hoguera capaz de resistir el frío de tanta muerte?” me preguntaba ¿Será posible acoger en este mundo las chispas de ese fuego inextinguible?Michael Moore escribió el libro “Pedro Casaldáliga. Cuando la Fe se hace Poesía” Allí José I. Gonzalez Faus escribe una carta a los lectores donde les pide “que lean el libro como buscando un camino, un camino que ellos habrán de seguir haciéndolo andar” Después de leerlo no puedo menos que hacerlo andar.
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