EL VIAJE DEL HEROE 03-06-2023

El viaje del héroe es el viaje hacia nuestro verdadero Ser. Es la búsqueda de nuevos horizontes y metas más altas y ambiciosas para nuestra vida. Es conectar con nuestros deseos más profundos y darles cauce.

La metáfora del viaje del héroe nace de los estudios de Joseph Campbell, un famoso mitólogo que en los años 50 se dedicó a estudiar los mitos, los cuentos y las leyendas de distintas culturas a lo largo del tiempo. Descubrió algo muy interesante: que todos los mitos, leyendas y cuentos tienen una estructura profunda común, una estructura arquetípica con una serie de etapas que aún hoy seguimos encontrando en libros y en el cine. Pensemos por ejemplo en películas como Matrix, El Señor de los Anillos, Buscando a Nemo, el Rey León, o historias como la de Alicia en el País de las Maravillas, y por supuesto en la Odisea de Homero y en Don Quijote de la Mancha.

Los mitos y los cuentos son algo que utilizamos los seres humanos para transmitir nuestra cultura. Es curioso que la palabra mito y la palabra misterio tengan la misma raíz etimológica en griego y provengan del mismo lugar. De alguna manera, los mitos nos enseñan a través de los símbolos aquellos misterios que no se pueden transmitir con lecciones o consejos, y nos dan algunas claves de cómo conducirnos en la vida. 

Y en este punto se me ocurre una pregunta para hacernos…

¿Qué es para ti la vida: es un problema por resolver o es un misterio por descubrir?

Cuando vemos una situación de cambio, por ejemplo, como un problema por resolver, entonces vamos a estar muy preocupados y empeñados en encontrar “LA” solución. Sin embargo, si tenemos la actitud de ver lo que está pasando como un misterio, lo vamos a afrontar desde la emoción de la curiosidad y probablemente esto nos permita emprender una aventura o un viaje desde otro lugar, abriendo muchas más posibilidades y dejando que aparezcan soluciones que quizás no nos habríamos planteado cuando buscábamos una única solución posible a lo que nos estaba pasando.

Pensemos en la película de El Señor de los Anillos como ejemplo para identificar esta primera fase. De pronto, Frodo (el protagonista de la historia) recibe un anillo. Él era una persona “normal y corriente”, que vivía en su mundo conocido, y ocurre algo inesperado que le obliga a asumir una responsabilidad y salir de su mundo ordinario. No podemos decir que Frodo fuera el típico héroe, pero se ve obligado, tras esa llamada, a emprender un viaje heroico para destruir el anillo y “salvar” a su pueblo.

La llamada es un reto. Puede ser una crisis, una visión, la petición de ayuda de alguien que nos necesita… La llamada es algo que nos interpela y nos obliga a cuestionar nuestro mundo, el lugar donde estamos. Puede tratarse de algún gran reto relacionado con algo que nos está haciendo sufrir, que nos coloca en el dolor del que necesitamos salir, y a veces también la llamada es algo que deseamos con mucha intensidad y cuyo posible logro nos produce alegría. 

En todo caso, la llamada es un reto grande que nos va a obligar a tener que hacer algún tipo de transformación y por eso exige valentía y libertad. Ser valiente no es no tener miedo, sino comprometernos incluso con miedo en buscar un sentido a lo que está pasando y decidir transformarlo. Esa valentía y esa libertad son las que nos van a ayudar a aceptar la llamada.

En este momento se produce una pérdida de la inocencia, pues nos damos cuenta de que las cosas no van a seguir siendo como eran antes de que apareciera esta nueva circunstancia. La llamada nos exige responsabilidad (entendida como la capacidad de dar una respuesta hábil a lo que está pasando), mucho más que instalarnos en la queja. La llamada nos interpela, nos obliga a soltar lo que había antes, el apego a lo conocido, y nos lleva a transitar necesariamente por la incertidumbre: tenemos que salir del mundo ordinario para entrar en uno extraordinario que no conocemos.

Para esto, además de la valentía y la libertad, vamos a necesitar también un ideal, una meta, algo que nos conecte con la esperanza de que las cosas pueden ser distintas.

Una pregunta para hacernos en este punto: ¿Cuál puede ser tu ideal en este momento? ¿A qué sociedad quieres contribuir?

Cuando encontramos un ideal, esa meta tirará de nosotros. El impulso y nuestras acciones nacerán del compromiso con aquello que queremos lograr en el futuro. 

Víctor Frankl cuenta en ‘El hombre en busca de sentido’ su propia experiencia en un campo de concentración. Allí ve la diferencia que hay entre las personas que sobreviven mentalmente y están más saludables en esa situación de confinamiento gravísima, y aquellas otras que sucumben. La clave que descubre es que las personas que sobreviven en mejores condiciones son aquellas que han encontrado un sentido, algo que les mueve, por ejemplo tener la esperanza y el deseo de volver a ver a su familia o ayudar a otros a pasarlo mejor en la situación en la que están. La clave, dice, es encontrar el sentido, tener un para qué y concentrarse en él más allá de lo que está sucediendo.

En la situación actual, podemos pensar que el coronavirus es la llamada, sobre la que no podemos hacer nada, pero a la que sí le podemos buscar un sentido. Podemos elegir quién queremos ser al transitar lo que está pasado y, de alguna manera, podemos incluso verlo como una oportunidad para crecer y para evolucionar. Y desde aquí, con libertad, elegir comprometernos.

Me puedo preguntar, por ejemplo… ¿Qué está pidiendo ahora la vida de mí?

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