Ha sonado el ERKE

Mugido distante que sobrecoge el ánimo. Para los que conocimos esa magnífica e imperial basílica de San Pedro y nos hemos sentido totalmente extraños a la atmósfera que nos envuelve cuando leemos el Evangelio, escuchar el sonido del Erke entre los mármoles es mucho más que una linda rareza. Para mí ha sido una experiencia sobrecogedora, profética y esperanzadora. Un signo de una Iglesia largamente esperada. 

Opaco, sombrío e imponente el Erke suena en el altiplano como un mujido distante que anuncia y atrae, según leyendas collas, las heladas del otoño que llevan la savia a la profundidad de la raíz. Anuncia un tiempo de descenso al hondón de la tierra que nutre.

Mmmm…..El Gloria suena con un Erke ….Es que hay que recogerse en las entrañas del mensaje cristiano, conformarse con el calor animal y materno de la ternura.

Llegan las heladas para el triunfalismo, los imperios y el brillo de glorias pasadas. El Erke se hace oír en el Vaticano…tal vez asuste a muchos su olor a vaca y burro, su rústica presencia de lamento largo y herido como es la historia de nuestra tierra americana.

Yo no podría sentirme más feliz al escucharlo como el mejor instrumento para que María cante su Magníficat. Casi que la estoy oyendo… ¿Ustedes también?

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