“Sometido a los golpes del destino
mi cabeza sangra, pero está erguida…
Soy el amo de mi destino,
Soy el capitán de mi alma”
INVICTUS de William Ernest Henley. Recitado por Mandela durante sus 27 años de cárcel
En 1936, un cacique andaluz le dio unas monedas a un jornalero de su estancia que se desayunaba con el aire y le puso una papeleta electoral en la mano para que el famélico votase lo que el rico quería. El jornalero arrojó las monedas a sus pies y respondió “En mi hambre mando yo”
La anécdota la cuenta José Luis Sampedro Sáez , humanista y economista español que abogó por una economía «más humana, más solidaria, capaz de contribuir a desarrollar la dignidad de los pueblos en ésta entrevista que animo a escuchar
La dignidad es de las pocas instancias del ser humano que nadie puede arrebatarnos y nadie puede darnos. Jesús no pasó por Galilea “otorgando dignidad”, como a veces se dice, porque no viene desde afuera, sino reconociéndola y legitimándola ante cada hombre o mujer que creyó merecer su linaje de hijo de Dios : “tu fe te ha salvado”. Es interesante ver la tenacidad con que algunos personajes de los evangelios defendieron su dignidad. Es una puerta que se abre desde adentro y tiene que ver con pulsiones amorosas. Esas que hunden raíces en el abrazo, apenas nacidos, que nos dieron la bienvenida a la vida. La dignidad es un valor de respeto y amor a sí mismo en lo más insobornable de nuestras creencias, afectos y valores. Por eso irrita tanto al indigno.
En el polo opuesto, siempre presente, está la indignidad, que no es lo mismo que indignación. Hay una adicción a la indignidad típica en seres humanos que se han constituido por experiencias personales o colectivas como indignos de….De esa matriz surge el fascismo, por ejemplo, abonado por la violencia de determinar quiénes son dignos y quienes “cucarachas” como llamaba Hitler a los judíos.
Hoy se ha internalizado el fascista universal que desde siempre habita en el mundo de las sombras. Lo llevamos puesto y habla lenguajes menos groseros, aunque de a poco va recuperando su dialecto brutal. Sea para hablar sea para interpretar lo que hablan otros la indignidad se está instalando nuevamente en la sociedad, incluso en movimientos liberacionistas como el feminismo o el antirracismo que adoptan, a veces, la cultura de la cancelación y el fundamentalismo identitario. “Tú te callas porque eres macho” “Tú te callas porque eres blanco”. El oprimido que se vuelve opresor…
En un mundo donde todo tiene precio, es importante rescatar el valor de la dignidad, desarrollarla y educarla desde niños que padecen tanto el bulling. Es el primero y más grande legado que podemos dejarles a los hijos y es lo que primero debemos agradecer a nuestros dignos ancestros. Es la perla por la cual vale la pena venderlo todo si fuera necesario, el tesoro escondido en el campo que a veces tiene un costo moral muy alto. Es un reino de otro mundo diría Jesús a Pilatos.
Es importante, también diferenciarla del orgullo, el status y el honor. Los gays son dignos, no orgullosos, los títulos honoríficos y protocolares (excelentísima, su señoría, ilustrísima, su santidad etc ) son una dudosa inflación de honor, no de dignidad,
Según la OMS, estamos atravesando una pandemia de depresión y me pregunto si la era del vació reinante no será la del desierto de dignidad.
¿Te has visto alguna vez tentado a entregar tu dignidad a cambio de alguna seguridad externa, te has sentido arrastrado por el pragmatismo del cálculo donde la dignidad pierde por goleada? ¿Te has encontrado en una oscura encrucijada en la que la dignidad es una lujosa joya inalcanzable o tuvo incluso un costo que te arrepentiste de pagar? ¿Qué modelos de dignidad te han enseñado a ser digno?
Es, para mi gusto, un tema fascinante. Quiero contarte historias mínimas de dignidad, porque no hay mejor manera de verla que actuando en las personas asi que te invito a nuestro conversatorio sobre el tema.
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