La oración: la luz que fluye de la divinidad. 27-03-2021

“Y entró Jesús en el templo y echó fuera a todos los que compraban y vendían en el templo, y volcó las mesas de los cambistas y de los que vendían las palomas. Y les dijo: Escrito está: «MI CASA SERA LLAMADA CASA DE ORACION, pero vosotros la estáis haciendo CUEVA DE LADRONES. Y en el templo se acercaron a El los ciegos y los cojos, y los sanó.…”

Si el cristianismo fuera exclusiva o prioritariamente una opción preferencial por los pobres, sería entonces un movimiento político, una doctrina sociológica o una filosofía social : mejor sería militar en un partido socialista que tiene como bandera la lucha por los derechos de los pobres. A lo sumo el cristianismo podría aportar cierta “mística” a la causa, o cierta legitimación religiosa a una épica histórica : una sociedad justa. No son pocos los que viven así su fe, en primer lugar la acción social a favor de los pobres y luego todo lo demás es periférico…hasta casi desaparecer .No hay otra dimensión sagrada que no sea la de cambiar la historia, todo lo demás es relleno, mito u opio de los pueblos.Pero no es ese el camino que Jesús nos abrió. Jesús vino a mostrar el verdadero rostro de Dios, su entraña materna, su enamorada pasión por su creatura, su repugnancia por la hipocresía, su celo por dialogar con el hombre en verdad y en libertad, sanar y dar vida en abundancia. La ira que Jesús despliega en el templo , látigo en mano, pateando puestos de cambio y de venta, tiene una expresión muy clara :“ Mi casa será una casa de oración y ustedes la han convertido en una cueva de ladrones “ Es decir que la peor de todas consecuencias de explotación y opresión económica y religiosa de la casta gobernante era corromper la oración, o sea el diálogo con Dios. Era necesario limpiar de usurpadores el espacio sagrado para sanar a los ciegos y cojos….Cuando el hilo primordial que une al hombre con Dios, por el cuál fluye la luz divina se corrompe, se corta todo el tejido de la existencia que se sostenía en él, se repliega sobre sí mismo e implosiona . El mundo duele. ¿ Donde te duele a vos? Y nos sentimos atrapados como en una tela de araña que se ha cerrado sobre nosotros mismos, llevamos pegadas sus babas a la piel y a la mirada. Pero “el celo por tu casa me consumirá” dice el profeta. Jesús , que no se violenta frente a tantas injusticias, se encoleriza ante la usurpación del bastión primero y último de resistencia: la casa de Dios. La casa de Dios es tu corazón, el lugar de la oración, la Tienda del Encuentro con Dios. El cristiano es un ser habitado…La ignorancia de cortar ese hilo primordial tiene consecuencias bien conocidas. Primero remplazamos la oración por la acción, luego al Dios invisible por los éxitos visibles, le sigue un enorme esfuerzo y sacrificio personal con la ilusión de que, a más “yo” más resultado. Dios pasa a ser un amuleto o un bombero en caso de incendio. Finalmente cuando llega el fracaso comienzan las facturas a Dios y si llegan los éxitos la convalidación de un ídolo: mi ego. El becerro de oro que hoy se levanta en tantas disciplinas con argumentos cada vez más elaborados.Pero si la oración es dialogar con Dios ¿ Como lo haría sin verlo, ni tocarlo ni oírlo? ¿Cómo si no comprendo su lenguaje ni tengo prueba de que él me escuche? ¿Existe la oración del ateo? ¿Puede mi buena conducta remplazar ese diálogo con un vacío? ¿No es acaso mejor ser buena persona que andar golpeándose el pecho en las Iglesias?

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