En estos días escribió el Padre Sergio Mancini en su Face y te lo compartimos por aquí….
Hoy la Misa en casa de familia fue por un chico (ayer hubiera cumplido 23 años) con dos hijas pequeñas y una tercera en camino, que se ahorcó hace un mes. Esta Misa vino 5 días después del velorio de otra chica que hizo lo mismo, que tenía un hijo… Por estos lados pasan mucho estas cosas. La pobreza, la falta de oportunidades, quedarse sin trabajo, la droga hacen estragos en la gente… Matan, literal y espiritualmente.
El panorama es asolador.
El martes a la noche charlaba con un grupo de muchachos que limpia vidrios en la Cañada y con un naranjita de 31 años con familia. Todos duermen en la calle. Al naranjita no siempre le conviene volver a Malvinas Argentinas por los gastos. «Además ahora no alcanza para nada», decían.
«Así es la vida del pobre, es muy triste», reflexionaban.
La verdad que está dura la mano, y para algunos insoportable.
Un día leía algo así: «¿Qué te gustaría estar haciendo si estuvieras sólo en el mundo? Si te contestás esa pregunta estarás en la línea de tu vocación». Alguna vez me entusiasmó, pero con el tiempo descubrí, y cada día más, que es falaz. No estoy solo en el mundo y el otro me interpela, y por él/ella pasa también mi vocación, mi misión, mi llamado, mi plenitud, como quieran llamarlo.
La primera lectura de la Misa de hoy decía: «Dijo Dios a Moisés: baja del monte enseguida porque tu pueblo…». Me resultó tan claro el mensaje en medio de esa gente dolorida; en medio del desconcierto que siembra la muerte.
Claro que hay un problema político; muy grave. Una topadora está llevándose todo puesto. Y que tantos no lo puedan ver se debe, creo, a la ceguera del individualismo en que nos has sumido el consumismo; encima falso consumismo porque es cada vez menos lo que puede consumirse. Pero el capitalismo nos ha dado, hace tanto ya, una forma mentis tan peligrosa como lo que podemos observar.
De todas maneras, lo más grave ha sido dejar al hombre (y a la mujer) sin Dios. El capitalismo no eliminó la noción de Dios ni los ritos religiosos, pero le quitó poder de fascinación para que el ídolo pudiera ocupar su lugar. O tal vez fue al revés, primero vino la fascinación por los ídolos, que dejaron fuera al Dios de la vida. Cuando la izquierda quiere deshacerse de Dios, no es a Dios a quien ataca, sino a una caricatura.
Los seres humanos no pueden vivir sin Dios, cada día lo veo más claro. Ni los hombres y mujeres por más buena voluntad que tengamos podemos cambiar las cosas solos. Para mí la historia es testigo de esto.
Sólo Dios que, para la fe cristiana, ha revelado su rostro en Jesucristo y nos ha dado el poder de su Espíritu invitándonos a vivir en comunión con Él puede trasformar las cosas. Y para hablar de Él, del Dios capaz de fascinar una vida y cambiarle el rumbo completamente, es que tenemos también que bajar del monte.
Tenemos que recuperar a Dios para recuperarnos a nosotros mismos. Y no es espiritualismo lo que planteo.
Sin Él la tarea es imposible y las fuerzas escasas. Él hace la diferencia. Y en esto también, que la cuenten como quieran.
Me voy a dormir con esta idea y esta petición….
«Hoy, ni siquiera ser un santo significa nada; es precisa la santidad que el momento presente exige, una santidad nueva, también sin precedentes.
Un nuevo tipo de santidad es un afloramiento, una creación. Guardando las proporciones, manteniendo cada cosa en su lugar, es casi una nueva revelación del universo y del destino humano… Hace falta más genio del que necesitó Arquímedes para inventar la mecánica y la física. Una santidad nueva es una creación más prodigiosa.
Es ésa una demanda legítima, actualmente al menos, puesto que es necesaria. Creo que es la primera petición que en este momento debe hacerse, ya sea en esta forma o en otra equivalente; una petición que habría que hacer todos los días, a todas horas, como un niño hambriento que no deja de pedir pan. El mundo tiene necesidad de santos como una ciudad con peste tiene necesidad de médicos. Allí donde hay necesidad, hay obligación». (Simone Weil, A la espera de Dios)