No es tan grave como para que, de suyo, enferme. Al menos no se la trata como a un trauma o un virus. Nadie te cura de “rutina”…
Tampoco es luminosa o deseable, nadie sueña con tener “rutina”.
En definitiva ni suficientemente negativa ni positiva, la rutina se parece mucho a la mediocridad. Puede comparársela con la termita que invisible y silenciosamente va corroyendo las entrañas de las vigas hasta poner en riesgo de colapso todo el edificio.
Suele asociársela al aburrimiento y el tedio e incluso algún filósofo la comparó con “la náusea “
El contexto actual nos ha puesto de bruces ante la rutina, sea para extrañarla o para odiarla.
Te propongo un conversatorio sobre el tema y como abordarla desde la espiritualidad.
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