La culpa dice: “he hecho algo malo”, la vergüenza dice: “hay algo malo en mi”. (George Bernanrd Bradshaw)
La vergüenza es una emoción que se presenta cuando una persona siente que ha fallado en cumplir con las expectativas de los demás o de sí misma. Esta emoción puede generar una serie de sentimientos y pensamientos negativos, como la pérdida de confianza en uno mismo, la baja autoestima y la percepción negativa de la realidad.
Desde el punto de vista de la biología evolutiva, la vergüenza tiene una función adaptativa: nos conciencia de las normas y opiniones de los demás y, de esa manera, funciona como una suerte de cemento social .De ahí la frase: “¡es un sin vergüenza!
Es importante tener en cuenta que la vergüenza es algo natural que puede sentir todo el mundo. No tengas miedo a sentir vergüenza. Acéptalo como algo que le puede pasar a todo el mundo. Sin embargo, como todas las emociones, puede tener un costado insano, perturbador o deteriorante: inhibirnos de hacer acciones que son genuinas, y no dañan a nadie, por miedo a “quedar mal”
Hay momentos en la vida que es saludable encogerse de hombros y decirse a sí mismo ¡Qué me importa! Una anécdota del diario de Santa Teresita lo describe. Ella estrenaba un vestido nuevo, un pariente le dijo que era hermoso y otro lo contrario. Ella, según cuenta, concluyó con un discernimiento simple y concreto: “nunca me he regir por la opinión de los demás”
Claro que no siempre es tan fácil, y no siempre nos damos cuenta cuan influye la vergüenza en nuestras elecciones.
La Lic. Ángela Sannuti viene investigando desde hace tiempo el tema de vergüenza y su influencia en la psiquis de las personas: Dice que es una emoción muy arraigada y no siempre consciente. La escucharemos con su sabia palabra y gran experiencia a esta vieja amiga de quien les escribe, que está feliz de tenerla en Radio Galilea.