Ramón Cortez es un artista, docente, que convirtió los muros y paredes blancas y opacas de la ciudad en lienzos donde se plasma verdaderas obras de arte.En San Francisco y Frontera, cada vez son más las paredes que nos muestran retratos de jóvenes acompañados por un nombre y una frase. Al verlos, uno se moviliza y se pregunta qué pasó con ellos.Cada vez más familias y amigos eligen recordarlos con un mural tributo, para que su historia se conozca y no quede en el olvido.»Para mí es muy fuerte hacer esto porque soy de Frontera. Siempre viví y conviví con la marginalidad. Lo sentí en carne propia a la hora de estudiar y como te hacen sentir la gente cuando te cruzas para el lado de San Francisco. Te miran distinto por el lugar de donde venís, pero también por el aspecto», dijo Ramón.Pero el artista reacciona y transforma esa discriminación en algo artístico. «Desde ahí y con esa opresión, la transformó en energía, en ganas y arte», «el retrato es eso y un compromiso con la persona, no por el valor monetario que tiene este trabajo que es simbólico sino por lo emocional. Tenes en tus manos la responsabilidad de hacer un retrato para darle paz y alivio a un alma que perdió a un ser querido».En la mañana de Radio Galilea compartimos la charla con «Monchito» Cortez… Un vida que se plasma en los muros haciendo realidad que «OTRO MUNDO ES POSIBLE».
