Sentir el poder, inventarlo, hacer como si, creer, sacarlo de la galera o del rincón enmohecido, cavar por cielo y tierra.
No puede pasar de largo la primavera. Le atraparé por la orla del manto aunque tenga que abrirme paso entre una multitud de voces que me digan: “no es para vos”( Mcs.5,25). La seduciré con ternura, le hablaré de amor (Oseas 2,14). La iré a buscar temprano en la mañana, madrugaré y llegaré más pronto que los seres invernales (Lcs. 24,1) .Llegare primero, ya verás, al lugar donde duerme bajo la tierra.(Jn. 20,3) Suplicaré indulgencia a cualquier carcelero que la haya secuestrado.( Cantar3,1)
No me voy a convertir en estatua de sal, no me daré vuelta para ver el horror (Gen.19, 26) No voy a desconfiar ni aunque me paguen con monedas de seguridad. (Mt.26, 14)

Nos han enseñado que la muerte es el final. No es cierto. No, no, no y no.
Desde el fondo del yermo sube el verdor. La del fondo es la mejor tierra para germinar. No hay tumbas definitivas, en todas ellas las raíces horadan las lápidas, y yo me montaré en esa tejeduría imbatible para vencer a los espectros del fracaso.
“Podrán cortar todas las flores pero no pueden detener la primavera”
Este sábado en Radio Galilea, primaverando la vida.
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