Menos mal que tenemos nuestros lugares de encuentro
Lugares con corazón, lugares tierra, lugares casa
Lugares de resistencia, de esperanza.
Donde atrincherarnos, abrazarnos, acovacharnos.
donde se nos arremolina un caterío de hijos por las patas,
mientras heredan, atestiguan, la imprescindible continuación de la magia…( continuará…)
Fue un salvataje escuchar este poema de José Luis Aguirre, me lo dije mil veces “menos mal que tenemos un lugar de encuentro”, me sentía como el Titan bajo un mar de violencias. Es que la indignación ante tanto hachazo de mentira, confusión y cinismo en nuestra dolida patria me estaba hollinando el alma. Jujuy duele, Chaco duele, pero duele más la carroña que busca sacar partido del fracaso moral. Estuve muchos días tratando de saber que pasaba en el fondo de la olla mientras me preguntaba cómo puede haber genuina democracia con un pueblo intoxicado de falsedades que además ha abdicado de la búsqueda de la verdad.
Me refugié, como la diosa Hestia, en el fuego sagrado de la cocina. Ese lugar donde amaso la levadura de la vida con temor y nunca me defrauda. El olor de pan recién horneado me sorprendió varias madrugadas leyendo información. Y era como un ángel que me despertaba de una pesadilla. Allí estaba la mesiánica levadura con su milenaria tenacidad nutriendo el cuerpo, el alma y la patria. ¡Menos mal que tenemos un lugar- pan!
¿Lo tenemos? ¡Hay que crearlo urgente si no! Encontrar ese arbusto que Moisés arroja sobre las aguas amargas del desierto “ y al instante el agua se puso dulce.”Exodo 15, 25
Por eso este sábado te convido del fuego sagrado de la diosa del hogar, pero no para cerrar el pico o apoltronarse en la intimidad piadosa de la mujer del “qué me importa”. Todo lo contrario: para resistir la corriente del fanatismo a cualquier costo, la mentira a diestra y siniestra y la ola de ignorancia que ahoga el discernimiento.
¿Que tendrá que ver Hestia, la represión en Jujuy y la desinformación? Podría anticiparlo así: si no hay un lugar para la tregua, el calor y el encuentro no habrá otra cosa que rendirse a ser “niños zarandeados y llevados por cualquier viento de doctrina o invento de personas astutas, expertas en el arte de engañar”. Efesios 4,14. Y creeme que no te llevan a un lugar mejor…
No sé quien ocupara el sillón de Rivadavia, pero es fundamental que nadie ocupe el sillón de Dios.
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