Risus Paschalis (risa de pascua) Antes de La antropóloga y teóloga María Caterina Jacobelli se puso a rastrear una costumbre aún vigente hasta hace medio siglo en algunas regiones de Europa que relatan los ancianos. Cuentan que los ayunos de cuaresma eran sumamente duros y exigentes pero que, en contraste, las risotadas de la misa de Gloria eran inolvidables. Estimo que a cualquiera le gustaría saber de qué se trataban esas risotadas en medio de una misa pascual ¿No es cierto? Asi fue como esta antropóloga inicia una investigación (ahora un libro) cuyas notas fundamentales trajo Anita al equipo de producción. La verdad es que no podíamos creer lo que leíamos…
El tema en cuestión se llama Risus Paschalis( risa de pascua) y se trataba de las cosas que hacían los curas para provocar la risa en la ceremonia litúrgica de Gloria. Son tan desopilantes, descomedidos, indecorosos, e inverosímiles los recursos a los que el mismo clero apelaba para suscitar la risa de su audiencia, que me exigió un cambio de mentalidad para poder trasladarme al espíritu religioso de aquellas épocas bien entrado el siglo XVI. Los límites del decoro, el pudor y la solemnidad eran realmente muy distintos en otros tiempos. Suele creerse que la actitud de la Iglesia hacia la sexualidad siempre ha sido, dominada por la represión y mediatizada por la moral tradicional. Es un error doble porque ni siempre ocurrió así como lo narra Foucault en “Historia de la sexualidad” ni la Edad Media fue la etapa más oscurantista, pese a lo que se cree. Y para demostrarlo, basta con echar un vistazo a buena parte de la iconografía artística de iglesias y catedrales, en las que capiteles, sillerías y gárgolas, a veces parecen un catálogo del Kama-Sutra. (Por ej. la imagen que acompaño, si Facebook no me censura, y aunque nadie se anime a compartirla ja ja)
La pregunta sería cuando y porqué el sexo, el humor, la bufonada y la risa huyeron de nuestras narrativas religiosas y la piedad pasó a ser, durante tanto tiempo, ufff, una práctica sombría, seria y grave. (Exagero un poquitín, solo eso). Las máscaras, los cuerpos, la picardía, el humor, la payasada y el sexo quedaron excluidos del lenguaje sagrado bajo una catedral de mandatos morales abstractos y solemnes; aunque claro, bastaba con destapar la lámpara de Aladino para que sus genios salieran en secreto a deambular por las oscuras murmuraciones de sacristías. Hay una pista interesante: los primeros en tomar medidas prohibitivas fueron los protestantes cuya austeridad no casaba con esta celebración. Seguir esa pista desemboca tal vez en otras más cercanas a nuestro presente capitalista.
La canción Fiesta (de Serrat) me dio algunas pistas de los ecos tardíos de aquellas irreverentes misas de Gloria que asociaban, tal vez más sabiamente de lo que podemos pensar, la resurrección del Señor con furibundas carcajadas
Me muero por contarles algunos ejemplos del Risus Paschalis, pero mi pudor no me permite dejarlos por escrito, y además, sin contexto, sería solo motivo de escándalo, y no es mi intención. El objetivo es asombrarnos al conocer cuántos mundos diferentes y polifonía de voces habitaron este mundo católico y cristiano. Que la Iglesia sabe por doctrina pero más sabe por vieja. Que la admiro más al saber cuan profana y vital pudo ser y a pesar de ello y gracias a ello, el Misterio la sigue habitando y que lo que hoy parece escandaloso fue, alguna vez, nada más que una buena risotada.
No volveremos a aquellas prácticas picarescas, eso espero…Pero tal vez pasearnos por otros mundos nos vuelva a un presente más ligero de equipaje y habilite un futuro con más capacidad de sacrificios y más risas gloriosas. Sin esos contrastes: ¡NO HAY FIESTA!
