Mensaje de monseñor Santiago Olivera, obispo de Cruz del Eje, con motivo de la primera celebración litúrgica
en honor de San Cura Brochero (16 de marzo de 2017)
¡Qué gracia para los Diocesanos de Cruz del Eje! ¡Qué gracia para los argentinos! ¡Qué gracia para la Iglesia y para el mundo! El 16 de octubre del 2016 en San Pedro, el Santo Padre Francisco canonizó a San José Gabriel del Rosario Brochero, “más nuestro que el pan casero”, “pastor con olor a oveja”, esclarecido “por su celo misionero, su predicación evangélica y su vida pobre y entregada”.
Y hoy 16 de marzo, celebramos por primera vez su fiesta litúrgica como Santo.
Muchos sentimientos nos embargan el corazón. Gratitud a Dios, por este don. Por experimentar este lugar como “el corazón sacerdotal de nuestra patria”, aquí Brochero intercede como buen patrono por el clero argentino y anima a todos nuestros pastores…
Gratitud a Brochero, por haberse entregado todo, por habernos abierto senderos, no solo de los difíciles caminos de la sierra sino de corazones y propuestas pastorales.
Brochero, lo sabemos, es un Buen Pastor. Pastor con Olor a oveja. Bueno, cercano, testigo de la misericordia. Héroe y santo, ciudadano ejemplar y no mero habitante. No sólo dio algo de lo que tenía a los hombres y mujeres de su tiempo, sino que dio todo lo que tenía, aún lo más preciado, el mejor don, que es la propia vida. Y la dio hasta el extremo. No se reservó para sí nada. Apóstol y mártir de la Caridad, murió enfermo de lepra para no desairar a aquellos que en su pueblo sufrían esta enfermedad que traía consigo soledad y alejamiento, porque producía miedo y rechazo. Brochero estuvo. Brochero está.
Nuestro santo supo gastar su vida para Anunciar el Evangelio, para que sus hermanos se encuentren con Jesús. Anduvo mucho por el valle y la sierra, con frío y calor, con sol y lluvia. Supo transitar senderos cercanos y lejanos para no dejar a nadie excluido del gozo que produce el encuentro.
Brochero, buscó a todos, pero con mayor predilección a los más pobres, a los que no contaban para miradas humanas miopes, a los que estaban en las periferias y no pocas veces al borde o fuera del camino… para ellos vino, como para ellos vino Jesús.
Entendió que Evangelio y promoción humana, son dos caras de la misma moneda. No es distinta una de otra. La fe debe encarnarse y esa encarnación sana y transforma la vida y realidad del que la recibe.
Sabemos que estamos heridos, en la oración por la Patria hemos rezado más de una vez, “nos sentimos heridos y agobiados” hay desencuentros en nuestra Patria, hay violencia en algunos de nosotros, calumnias fáciles, enfrentamientos y mentiras, hay tristeza, adicciones y angustia, hay situaciones de pecado personal y estructural. ¿Tendremos salida? Podemos preguntarnos.
Siempre, podemos mirar a Jesús, y dejarnos mirar por él, y por tanto salir. Podemos cambiar nuestra patria chica, nuestras familias, nuestras relaciones, nuestras estructuras y nuestros corazones. No fue fácil la vida de Brochero a sus inicios en esta tierra nueva de la entonces Villa del Tránsito, expresó porque así lo sintió que allí estaba todo por hacer… y gastó y desgastó su vida para que el hombre sane heridas y vuelva al camino, los “baños del Alma” llamaba él a los Ejercicios Espirituales, y allí les hablaba de Dios, de Jesús, de la necesidad de lucha contra el pecado y de opción por Jesús y los valores del Reino, de la conversión… a nadie dejó afuera y hubiera querido que todos hayan podido pasar por esos baños que restauran. Hoy también tendríamos con la fe de Brochero buscar “arriar” amando a todos hacia los Ejercicios, a hermanos y hermanas pobres, trabajadores, políticos, docentes, empresarios, sindicalistas, militares, a trabajadores sociales, médicos, abogados, artistas… a cada uno. Habrá país nuevo con miradas y corazones nuevos. Quiso y logró cambiar su tierra poniéndolos frente a Jesús. La Casa de Ejercicios cumple este año 140 años de existencia,” Monumento Pastoral”, que ella nos anime a todos a ir… a la casa y al encuentro con Dios y con el hermano. Baños del Alma, para llorar los pecados, pedir perdón y perdonar y para renovar los propósitos más nobles mirándonos y sabiéndonos hermanos, siempre necesitados. Que San José Gabriel, que viene al encuentro nos renueve con su gracia.
Mons. Santiago Olivera, obispo de Cruz del Eje
¡Qué gracia para los Diocesanos de Cruz del Eje! ¡Qué gracia para los argentinos! ¡Qué gracia para la Iglesia y para el mundo! El 16 de octubre del 2016 en San Pedro, el Santo Padre Francisco canonizó a San José Gabriel del Rosario Brochero, “más nuestro que el pan casero”, “pastor con olor a oveja”, esclarecido “por su celo misionero, su predicación evangélica y su vida pobre y entregada”.
Y hoy 16 de marzo, celebramos por primera vez su fiesta litúrgica como Santo.
Muchos sentimientos nos embargan el corazón. Gratitud a Dios, por este don. Por experimentar este lugar como “el corazón sacerdotal de nuestra patria”, aquí Brochero intercede como buen patrono por el clero argentino y anima a todos nuestros pastores…
Gratitud a Brochero, por haberse entregado todo, por habernos abierto senderos, no solo de los difíciles caminos de la sierra sino de corazones y propuestas pastorales.
Brochero, lo sabemos, es un Buen Pastor. Pastor con Olor a oveja. Bueno, cercano, testigo de la misericordia. Héroe y santo, ciudadano ejemplar y no mero habitante. No sólo dio algo de lo que tenía a los hombres y mujeres de su tiempo, sino que dio todo lo que tenía, aún lo más preciado, el mejor don, que es la propia vida. Y la dio hasta el extremo. No se reservó para sí nada. Apóstol y mártir de la Caridad, murió enfermo de lepra para no desairar a aquellos que en su pueblo sufrían esta enfermedad que traía consigo soledad y alejamiento, porque producía miedo y rechazo. Brochero estuvo. Brochero está.
Nuestro santo supo gastar su vida para Anunciar el Evangelio, para que sus hermanos se encuentren con Jesús. Anduvo mucho por el valle y la sierra, con frío y calor, con sol y lluvia. Supo transitar senderos cercanos y lejanos para no dejar a nadie excluido del gozo que produce el encuentro.
Brochero, buscó a todos, pero con mayor predilección a los más pobres, a los que no contaban para miradas humanas miopes, a los que estaban en las periferias y no pocas veces al borde o fuera del camino… para ellos vino, como para ellos vino Jesús.
Entendió que Evangelio y promoción humana, son dos caras de la misma moneda. No es distinta una de otra. La fe debe encarnarse y esa encarnación sana y transforma la vida y realidad del que la recibe.
Sabemos que estamos heridos, en la oración por la Patria hemos rezado más de una vez, “nos sentimos heridos y agobiados” hay desencuentros en nuestra Patria, hay violencia en algunos de nosotros, calumnias fáciles, enfrentamientos y mentiras, hay tristeza, adicciones y angustia, hay situaciones de pecado personal y estructural. ¿Tendremos salida? Podemos preguntarnos.
Siempre, podemos mirar a Jesús, y dejarnos mirar por él, y por tanto salir. Podemos cambiar nuestra patria chica, nuestras familias, nuestras relaciones, nuestras estructuras y nuestros corazones. No fue fácil la vida de Brochero a sus inicios en esta tierra nueva de la entonces Villa del Tránsito, expresó porque así lo sintió que allí estaba todo por hacer… y gastó y desgastó su vida para que el hombre sane heridas y vuelva al camino, los “baños del Alma” llamaba él a los Ejercicios Espirituales, y allí les hablaba de Dios, de Jesús, de la necesidad de lucha contra el pecado y de opción por Jesús y los valores del Reino, de la conversión… a nadie dejó afuera y hubiera querido que todos hayan podido pasar por esos baños que restauran. Hoy también tendríamos con la fe de Brochero buscar “arriar” amando a todos hacia los Ejercicios, a hermanos y hermanas pobres, trabajadores, políticos, docentes, empresarios, sindicalistas, militares, a trabajadores sociales, médicos, abogados, artistas… a cada uno. Habrá país nuevo con miradas y corazones nuevos. Quiso y logró cambiar su tierra poniéndolos frente a Jesús. La Casa de Ejercicios cumple este año 140 años de existencia,” Monumento Pastoral”, que ella nos anime a todos a ir… a la casa y al encuentro con Dios y con el hermano. Baños del Alma, para llorar los pecados, pedir perdón y perdonar y para renovar los propósitos más nobles mirándonos y sabiéndonos hermanos, siempre necesitados. Que San José Gabriel, que viene al encuentro nos renueve con su gracia.
Mons. Santiago Olivera, obispo de Cruz del Eje
Te compartimos con mucha alegría la oración para pedir una gracia al Santo Cura Brochero:
Señor, de quien procede todo don
perfecto: Tu dispusiste que San
José Gabriel del Rosario
fuese Pastor y guía de una porción de
tu Iglesia, y lo esclareciste por su celo
misionero, su predicación evangélica y
una vida pobre y entregada: te suplicamos
que por su Intercesión alcancemos
la gracia que humildemente
te pedimos… (pedir la gracia)
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén