Nuestro conversatorio hoy será un asomarse a nuestra sed de Dios, nuestro deseo de saciar la sed de vivencia espiritual, trascendencia y guía. Toda religión se asienta sobre una experiencia de Dios, sin la cual los dogmas son rígidos andamios; la moral, una opresiva coraza; la devoción, una estrategia para combatir el miedo. La espiritualidad, la experiencia de Dios ,es como el agua viva que estamos urgidos a beber , aún sin darnos cuenta, buscando en distintos pozos que, según Jesús, vuelven a dejarnos con sed o nos mantienen, según la samaritana, en una situación de dependencia respecto de los lugares donde creemos poder calamar la sed.El relato de Jesús y la samaritana es una interesante puerta de ingreso al proyecto y la sugerencia de Dios sobre los modos fallidos por los que buscamos la savia del alma. Especialmente sugerente para las mujeres en tanto dependendientes del afecto de un varón, o de otros.
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