SORORIDAD -Solidaridad y apoyo mutuo entre mujeres- 05-03-2022

“¿Qué me copiaste en ti,
que cuando falta en mí la imagen de la cima,
corro a mirarme en ti?» (Juan Ramón Jiménez)

Sororidad: el valor de la alianza entre las mujeres - La Mente es  Maravillosa


Las mujeres hermanadas somos capaces de gestas históricas, como las campesinas Abraza Árboles de la India, las damas mendocinas de San Martín, la madres de Plaza de Mayo, las feministas que lucharon por el voto, y una lista gigantesca de agrupaciones femeninas que lucharon con la huelga, las revistas, la poesía, la creación de sindicatos y toda forma de militancia, siempre pacífica, siempre soportando persecución y cárcel por la igualdad de salarios, jornadas dignas de trabajo, licencia de maternidad , salubridad en las fábricas, prohibición de trabajo infantil, combatir la desertificación. La lista es tan extensa como invisibilizada y precede ampliamente al siglo xx. En cada una de esas conquistas hubo un grupo de mujeres valientes, solidarias y fraternas. Única forma, por otra parte, de resistir tanta persecución.
Sin embargo, también la rivalidad entre mujeres tiene lo suyo: nuestra propia capacidad de herirnos, lastimarnos y abandonarnos las unas a las otras por celos, envidias, rivalidades o competencias nacidas por la necesidad de atención de un varón, sea éste un hijo, padre, hermano, pareja, jefe o cura.( Ay! ¡Los celos entre secretarias parroquiales!!!)
El filósofo Arthur Schopenhauer dijo una vez que la peor enemiga de una mujer es otra mujer.
¿Qué piensa usted?


En lugar de sentirnos orgullosas, o festejar que una mujer haya triunfado en algún ámbito difícil, las mujeres son muchas veces combatidas, criticadas o sospechadas por otras mujeres . Muchas de ellas me han contado que, en su camino a la cumbre, se sintieron más mal juzgadas por ellas que por ellos. Ejemplos sobran:
Si un cura deja el ministerio y se va en pareja con una mujer, ella suele ser objeto de críticas feroces e injustas. Si una mujer gana un puesto alto en una empresa suele sospecharse de los modos en que lo consiguió. Si brilla por su inteligencia dicen que es insensible o soberbia. Si gana mucho dinero dicen que es ambiciosa. Si se enamora de ella un hombre casado es una HDP y una ladrona. Si es violada ella provocó. Si es físicamente hermosa es frívola y vanidosa. Todas esas críticas despiadadas vienen, sí del patriarcado, pero la mayoría de las veces en boca de mujer.
Si bien las mujeres venimos de una larga trayectoria de opresión y de exclusión milenaria, todavía entre nosotras suele funcionar esto de competir por atraer hacia nosotras la mirada masculina, la mirada del poder y no tolerar que otras mujeres vivan lo que muchas veces nosotras mismas hemos sacrificado o que no está a nuestro alcance. Entonces, en vez de alegrarnos de los talentos de otras mujeres, las combatimos .¡¡Como el cuento de Blanca Nieves!!!,
Las mujeres rivalizando por el varón o el poder, son capaces de una violencia tan dañina como la violencia masculina. En la sombras ellas también instigaron crímenes, persiguieron líderes, o brindaron por el cáncer..
En una semana atravesada por la guerra, y la violencia de género más descarnada, propongo pensar el día de la mujer desde la necesidad de una no- violencia entre nosotras, y su contraparte: la solidaridad. Desde el larguísimo camino de inviernos sociales soportados por las mujeres hagamos una hoguera para darnos calor en este invierno humanitario que pega tan duro.

Articulando también con los hechos internacionales, les dejo un poema de Anna Ajmátova considerada la mejor poeta rusa del siglo xx. El poema es parte de un libro donde relata la persecución política estalinista en Rusia. Ella fue censurada pero sus poemas circulaban en la clandestinidad. Los rusos los recitaban de memoria en los bares y reuniones “siempre en voz baja”. Se publicaron recién en 1963.
El hijo de Anna estuvo preso en una cárcel de Leningrado, y Yezhov fue , entre 1936 y 1938, el principal organizador de la gran represión política estalinista conocida como la Gran Purga.
He aquí una bellísima perla surgida en medio de una ostra tan dura: la solidaridad entre mujeres. Comienza así:

“En los terribles años de Yezhov hice cola durante diecisiete meses delante de las cárceles de Leningrado. En una ocasión alguien me reconoció. Entonces una mujer que estaa detrás de mi , con los labios azulados, que por supuesto nunca había oído mi nombre despertó del entumecimiento en el que todas parecíamos sumidas y me susurró al oído ( porque allí todas hablábamos en voz baja)

-¿Usted puede describir esto?
Y yo dije:
– Sí puedo

Entonces, algo parecido a una sonrisa resbaló en aquello que
una vez, había sido su rostro. (Réquiem 1963

Te invito a encender una hoguera de sororidad…

Aquí la oración de las madres. Nunca tan necesaria
https://youtu.be/YyFM-pWdqrY

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