Lo escribo y me impacta el peso y la densidad de esta palabra. Le tenemos miedo. Creemos que la acción es igual al estado. Fracasar no nos convierte en fracasados. Una cosa es errar y aprender, o sea vivir en clave de “puerta” de salida del fracaso, y otra quedarse a vivir en él. La mayoría de las personas prefieren no correr riesgos, no equivocarse, no fallar, para no enfrentarse con el fracaso. Hay mentes de horizontes y hay mentes de murallones. Hay mentes que confunden error con horror.
¿Cuál fue tu peor fracaso?
Por qué será que se publican tanto los éxitos y no se publican los fracasos? Si forman parte de la vida, somos seres “errantes”, así como damos a conocer nuestros logros y éxitos, podríamos, con la misma naturalidad, compartir nuestros fracasos. Sin embargo el fracaso avergüenza de tal manera que es vivido como humillante.
Te invito a dejar tu experiencia de fracasos y a compartir la charla mañana a las 9.30 en la mesa de mate, música y compañía de Radio Galilea.
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