Siempre me gustó la afirmación del conocido Bert Hellinger (creador de las constelaciones familiares) que dice que el amor tiene un orden. Es más, sin ese orden no puede haber amor. Tomo esta idea matriz para trasladarla a otro orden que deviene del Evangelio. Allí también se aclaran algunos rasgos del amor que son los que lo hacen semejante al amor de Dios.
Jesús lo describe con una imagen simple: la del grano de trigo que muere para dar fruto. Supone un rompimiento de la cáscara egocéntrica, el grano del ego, que debe dejar, abandonar su seguridades, para dar paso a la potencia de la vida nueva del espíritu.
El orden del amor cristiano es un amor pascual. Es decir aquel que sabe que algo debe morir para que el amor surja, viva y crezca. Cuando nuestros amores no son recíprocos, cuando amamos crucificadamente, cuando hay que sobrepasar el horizonte de los sentidos, de las razones, o de los sentimientos ,somos invitados a padecer la muerte de la semilla para renacer a un amor que da , se da, y rompe la soledad de estar bajo la tierra.
En Aclaró este viernes compartimos una reflexión sobre el amor pascual.
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Aclaró 442 AMOR PASCUAL 01/12/2017
