Grande la tormenta, que no se anima a escampar.
En el suelo están los troncos más severos.
Anegada la sabana, se hizo río el manantial.
Tanta lluvia que ha borrado los senderos.
Viejo mapa que no nos dirá cómo llegar.
Adelante sólo reina un gran fanguero.
Se adelanta un caminante y algunos salen detrás.
Tras los pasos del añoso del sombrero.
¿Acaso tú sabes la ruta?
¿Acaso ya pasaste antes?
¿Sabes de atajos y grutas?
Cuéntanos todo lo importante.
Cuéntanos todo lo importante.
Cuéntanos todo lo que sabes.
Cuéntanos todo lo que sabes.
Vengo de un tiempo de plagas y sequías.
Pero a sangre y sudor se hizo cosecha.
Más lo que se pudo que lo que se quería.
Y heme aquí, latiendo aún esta fecha.
No me sé el camino, sólo tiran de mí
los anhelos, de posibles maravillas.
Salgo a caminar pues no aprendí a dormir
mientras en el zurrón,
mientras en el zurrón,
mientras en el zurrón queden semillas.
Dime tú,
Cuéntame… Cuéntame…
Dime del sueño que acunas.
Con cuál fe llenarás tu templo
del dulzor que tendrán tus uvas.
Cuenta tú que tendrás más tiempo.
Cuéntame, que tienes más tiempo.
El naufragio se parece al capitán.
Y el poeta se parece a su cantar.
Y la rueda a los caminos.
La vela a la oscuridad.
Haz que se parezca a ti la tempestad.
Haz que se parezca a ti la tempestad.