ADVIENTO: ¿esperar al que nunca llega?

“Aunque la visión tardará aún por un tiempo, se apresurará hacia el fin y no fallará; aunque tarde, espérala, porque ciertamente vendrá, no tardará.” Habacuc 2,3

‘¡Ven!’ es el grito de la amada humanidad que mendiga lo que no puede hacer ella misma.

“ ¡Ven!” es el grito de los pobres a los que se les prometió la herencia.

¡Ven!” es el grito de los abuelos a los que se les priva de la salud y el pan.

“¡Ven!” es el grito de los niños huérfanos en la guerra y de las madres que entierran diariamente a sus hijos en gaza.

“¡Ven!” es grito de los que ven como triunfa el malvado y la mentira tiene patas tan largas.

¡Ven! es el grito de los que deben exiliarse de su patria para alcanzar un mínimo de prosperidad y paz.

“¡Ven!” es el grito de los migrantes que deambulan por los infiernos de la violencia impune.

Pero el reino prometido no llega Hemos rezado. Pero no fuimos escuchados. Hemos llamado, pero no llegó respuesta alguna. Hemos gritado, pero todo permaneció tan mudo que, al final, nos hemos sentido ridículos con nuestro griterío.

¿Por qué el malvado tiene éxito y el justo es el idiota? ¿ ¿Por qué pecan los padres y sufren los hijos? ¿Por qué prosperan tan bien los bienes injustos? ¿Por qué la historia del mundo es un torrente de estupidez, vileza y brutalidad?

La mayoría extrae de la acusación la brutal conclusión de que rezar no tiene objeto alguno: el Dios que pudiese escuchar una oración de petición no existe, no existe en absoluto o habita en un fulgor tan terrible que el grito de angustia no penetra hasta el oído de su corazón, sino que deja que su creación recorra el sangriento camino de su historia.

Pero no. No, no y no. “Dios escucha el clamor de su pueblo” dice la Biblia. Y los salmos son la repetida experiencia de saberse escuchado.

Otros piensan que debemos pedir solamente fuerza y valor para enfrentar la adversidad.

Pero no. No, no y no. Jesús fue claro y nos enseñó a pedir “el pan de cada día!”. Sin eufemismos. Jesús nunca hizo metáforas con el hambre.

Entonces? Es que se nos invita en el Adviento a esperar a Aquel que nunca viene? ¿De qué me sirve un Dios sordo ciego y mudo?

Si este es tu sentir y te resuenan estos pensares que todos vivimos alguna vez ( o siempre)te invito a escuchar el conversatorio sobre la oración de petición éste sábado en Radio Galilea.

En este adviento la gracia de la fe y la esperanza es un misterio a desentrañar y hay algunas pistas.

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