CICLOVIAJERA

Susana Seifert, oriunda de la provincia de Río Negro, lleva 25.000 kilómetros recorridos desde que hizo su primer viaje en bicicleta en 2014.

La vida como cicloviajera comenzó cinco años después de la muerte de su esposo, Ernesto, quien partió en 2009. Estuvieron 43 años juntos, no tuvieron hijos y fueron todo el uno para el otro. “Tuve un matrimonio muy feliz, y cuando se fue tuve un proceso de reconstrucción personal donde tenía que empezar a hacer mi propio camino; él era muy deportista, hacíamos circuitos juntos, y alguna vez le dije: ‘Vayamos en bici aunque sea hasta Bariloche’, pero él tenía miedo que nos pasara algo en la ruta, y nunca lo hicimos”, confiesa. Convencida de que no era tarde para retomar aquella ilusión, se puso como primera meta pedalear hasta Las Grutas casi 400 kilómetros.

“Me gusta sentir que hago un bien, o al menos intentarlo, y por eso en mis viajes siempre llevo banderas, de Argentina y de Río Negro, o también libros, dentro de lo que puedo, y las voy dejando en escuelas, trato de dejar algo en cada lugar que visito”, revela. “El placer más grande para mí es preparar las alforjas, algo que empiezo al menos una semana antes, con la bici siempre en perfectas condiciones, y aunque llevo prácticamente siempre lo mismo, voy poniendo todo para que cuando llegue el día sea una alegría total”, describe. Para ella el viaje comienza desde que estudia posibles rutas, mira los mapas y descubre rincones donde le gustaría estar. Disfruta de ese proceso y se recarga de energía imaginando cada detalle.


“Cuando viajás con la bicicleta no se puede dejar nada liberado al azar, tiene que estar todo diez puntos, la alforja bien puesta, el peso muy equilibrado, los elásticos, porque el mínimo error te puede costar caro”, enumera. Unos días antes de la fecha de salida prueba a La Rusita para ver cómo responde, a modo de chequeo preventivo. “Soy muy atenta, respeto mucho los autos, los camiones, cuando veo que viene uno de frente y otro de atrás yo me bajo, y si tengo que detenerme lo hago sin problema, porque como leí alguna vez, con la bici vas sin techo, sin puertas, sin ventanas, y estás expuesta a todo, al aire, al viento, al sol, al frío”, explica sobre todo su cronograma para evitar cualquier descuido personal dentro de los márgenes posibles.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir WhatsApp
¡Hacé tu consulta!
¡Hola!
Quiero conocer más sobre Mundo Galilea