El P. Diego de Jesús del Monasterio Cristo Orante escribía a partir de un mensaje de WhatsApp de un joven….
En el mensaje se le «plantea la imposibilidad de participar más a fondo de los días de Semana Santa dado que en la Facultad han puesto fechas de exámenes justo la semana siguiente a Pascua».
Su respuesta
Hola pibe. Sí, varios me han planteado lo mismo… Complejo asunto a discernir. Pero confieso que algo me huele mal, a azufre… a que el Coludo está metiendo púa… esto de tantos exámenes el lunes, martes y miércoles después de Pascua parece hecho a propósito (o sin el parece). Yo los aliento a plantarse, a rebelarse un poco contra el sistema ateo reinante.
A otros cristianos se les pide cosas un poco más audaces y osadas, como dejarse degollar o prender fuego en Siria… creo que no es tan martirial lo que se nos pide ante esta cultura semipagana… pero hay que hacerle algún frente. No sé bien qué ni cómo,,, pero hay que hacerle frente.
Los días de Semana Santa (el Triduo al menos) no son días en que se pueda ni trabajar ni tampoco estudiar. Son días del Señor. Enteros y de modo exclusivo. Son Suyos.
Disponer de ellos para otra cosa es como disponer de plata ajena para gastos propios. Esos tres días no me pertenecen. Se vivan en la casa, en la parroquia o en un retiro: lo mismo da.
Ustedes tendrán que ver cómo ingeniárselas para, o bien adelantar estudio como para llegar al mediodía del Jueves Santo con la cosa muy cocinada, o directamente jugarse al recuperatorio. Pero no creo que Dios avale que un Viernes Santo vos estés con la cabeza sumergida en cálculos numéricos o lo que fuere. Y que prendas y apagues la Semana Santa yendo escuetamente a las liturgias como se prende y apaga un televisor.
No sé tampoco si es grave o no es grave ni cuánto mide en el amperímetro moral de los neocones: sólo sé que es dejarse mojar la oreja. Y no; no hay que dejarse mojar la oreja por el enemigo. Jamás. Mucho menos por este maldito enemigo.
