LAS MUJERES EN EL ARTE…

COSAS DE MUJERES – Emma Sanguinetti

matisse

Henri Matisse y su modelo Wilma Javor, Niza, 1939

Este marzo -que afortunadamente viene más revoltoso y combativo-tengo la misma oportunidad y nuevamente quiero escribir sobre otro olvido. Esta vez quiero hacerlo sobre lo que los artistas a lo largo de la historia hicieron con nosotras cuando nos pintaron o nos esculpieron. Porque si la relación “modelo-pintor” es el epítome del concepto “objeto-sujeto”, no lo es menos el resultado, o sea la obra de arte en sí misma, en el entendido de que cada tiempo tiene su contexto y expresa en iconografías sus valores y temores, sus intenciones y puntos de vista.

atenea

Palas Atenea, copia romana, Siglo I. Museos Capitolinos, Roma

Los griegos y los romanos nos celebraron como “diosas” y así los museos están repletos de hermosas Venus que con sus cuerpos excitantes o pudorosos -según el caso- encienden el deseo y el amor carnal. Así se apilan en los corredores del Louvre castas y virginales Dianas  o aguerridas Ateneas, la que por ser sabia, guerrera y justa, luce siempre un tanto masculina, por no decir que es literalmente un hombre.

madona del prado

Madonna del Prado, Rafael Sanzio, c.1505. Museo Kunsthistorichens, Viena.

El Renacimiento nos cantó como “madres” y así se agolpan en los Uffizi las incontables y bellas Madonnas y Piedades, cada una en su tipología de alegría y comprensión o dolor y resignación. Con el Barroco -siglo de contradicciones y contrastes- fuimos en simultáneo diosas y madres pero en ambas pura emoción ideal; en el primer caso, pasamos a ser “táctiles” para que el disfrute del ojo se regodeara en nuestros cuerpos rollizos y carnosos, y en el segundo, pasamos a exteriorizar arrobadas el dolor hasta perder el sentido en el desmayo.

tres gracias-rubens

Las tres gracias, Peter Paul Rubens, 1630-1635. Museo del Prado, Madrid

Andando el tiempo -porque la historia iría para largo- cabría dar un salto hasta el siglo XIX porque aquí la cosa se complicó, obviamente Freud mediante y así nos convertimos en un enjambre de misterios, seres poderosos dotados de fuerzas ocultas, sirenas malignas dominadas por los bajos instintos. Por lo que estas ya cansadas diosas, gracias y madres nos desdoblamos en lo que se conoce como femme fatale; la astuta mujer que explotando sus poderes sexuales consigue someter al desventurado héroe.

Gustav KlimtJudith I, 1901 Öl auf Leinwand 84 x 42 cm

Judith I, Gustav Klimt, 1901. Museo Belvedere, Viena.

En fin, sea como sea lo que importa es comprender que Rafael y Miguel Angel, Rubens, Klimt y tantos otros más, tenían razón. Somos madres felices en la alegría de nuestros hijos y sufridas a la hora del dolor, nos sentimos diosas cuando nos desean y no dudamos en ser astutas si la hora lo requiere. Lo gracioso del caso, es que somos todo eso y mucho más, porque no bastan los siglos de Historia del Arte construidos a fuerza de visones masculinas, para abarcar la insondable complejidad que anida en el corazón de una mujer. Y ése es el desafío del arte actual, porque hoy somos las mujeres las que escribimos nuestra propia historia y las que pintamos nuestra propia imagen.

ARTICULO ORIGINAL DE https://arteemmasanguinetti.com/2017/03/10/cosas-de-mujeres-ii/
 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir WhatsApp
¡Hacé tu consulta!
¡Hola!
Quiero conocer más sobre Mundo Galilea