Orfandad de jardineros.
Hoy los invito a reflexionar sobre un tipo de orfandad que se observa con frecuencia en los padres y educadores: «¡Dejalo ya va a aprender!».
A veces las consecuencias no son suficientes… porque la vida es corta para sus tremendos aprendizajes. No se puede desheredar a los hijos del tesoro de la sabiduría acumulada por la historia, por más crítica que haya de ser nuestra mirada sobre ella.
Así abandonados a la buena de los vientos de cualquier doctrina, crecen, al decir del Principito, como rosas sin jardineros.