La persona celosa pone al otro bajo sospecha permanente. A la inversa de lo normal, el amado es culpable de traición o infidelidad hasta que demuestre lo contrario. Lentamente su pareja va reduciendo su mundo para evitar problemas, achicando su vida social y “adaptándose “lenta pero invariablemente a esa “ prisión” emocional donde el celoso se siente tranquilo.
Con los años vemos que el itinerario de una persona víctima de la desconfianza enfermiza, o de la obsesión de control, es el de una órbita que va de una personalidad abierta, expansiva y social a la de una envejecida, amargada y triste.
El amor y la desconfianza no pueden convivir bajo un mismo techo. A menos que hagamos algo, seguramente de esa mezcla saldrá la adaptación al miedo, o la soledad del celoso.
Charlamos de los amores desconfiados en www.radiogalilea.com.ar escuchar en vivo, mañana a las 9.30, 18 y 23 hs.Los esperamos.
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hola.en la mañana te escucho bién por el celu ¿a las 18 es todo múcica?