El Papa: Cuaresma, tiempo para desconectar el celular y conectarse al Evangelio
Imaginemos que estamos en un desierto: nos alejamos de los ruidos, de todo lo que nos rodea habitualmente y nos envuelve un gran silencio. En el desierto hay ausencia de palabras, y así podemos hacer espacio para que el Señor nos hable al corazón: es el lugar de la Palabra de Dios. En el desierto, también nos alejamos de tantas realidades superfluas que nos rodean, aprendemos a “ayunar”, que es renunciar a cosas vanas para ir a lo esencial. Por último, el desierto es un lugar de soledad. Allí podemos encontrar y ayudar a tantos hermanos descartados por la sociedad, tantos hermanos solos que viven en el silencio y en la marginalidad.
Hacer lugar a la Palabra de Dios
En un mundo contaminado por palabras ofensivas que “la red amplifica”, el Papa Francisco invita en esta Cuaresma a hacer “silencio en el corazón”, porque «solamente en el silencio» se puede escuchar la voz de Dios. En medio del rumor de la mundanidad, el Santo Padre constata la dificultad de escuchar la voz del Señor cuando, en cambio, necesitamos hablar con Dios “como el pan, más que el pan», porque “sólo ante Él salen a la luz las inclinaciones del corazón y caen los dobleces del alma”.
El camino a través del desierto cuaresmal es un tiempo propicio en nuestra vida para apagar la televisión y abrir la Biblia; para desconectarnos del celular y conectarnos al Evangelio; para renunciar a tantas palabras y críticas inútiles para estar más tiempo con el Señor, y dejar que transforme nuestro corazón.
Ir a lo esencial
La reflexión del Papa de este miércoles se detiene en las muchas cosas inútiles que rodean nuestras vidas, y en la carrera en la búsqueda de cosas que “parecen necesarias pero en realidad no lo son”. En su lugar, observa cuánto bien nos haría «deshacernos de tantas realidades superfluas, para redescubrir lo que importa, para reencontrar los rostros de los que están a nuestro lado”. Y el ejemplo de esto, señala, «nos lo da Jesús al ayunar»:
Ayunar es saber renunciar a las cosas vanas, a lo superfluo, para ir a lo esencial. Ayunar no es solamente para adelgazar, ayunar es ir precisamente a lo esencial, es buscar la belleza de una vida más simple.
Caridad hacia los más débiles
El desierto, “lugar de soledad”, explica el Pontífice, nos conduce también a encontrar muchos otros “desiertos”: son las personas solas y abandonadas, los pobres y los ancianos que están a nuestro lado y que viven en el silencio, «marginalizados y descartados». El desierto cuaresmal, afirma el Papa, “es un viaje de caridad hacia los más débiles”.
El desierto nos conduce a aquellos que, silenciados, piden en silencio nuestra ayuda.
Oración, ayuno, obras de misericordia
En el inicio del tiempo de Cuaresma el Papa Francisco hace presente que “en el desierto se abre el camino que nos lleva de la muerte a la vida”. Y es por eso que invita a entrar en el desierto «con coraje», porque saldremos de Él «saboreando la Pascua, la potencia del amor de Dios que renueva la vida»:
Que el Señor nos ayude a entrar en el desierto cuaresmal, que lo sepamos recorrer a través de la oración, el ayuno y las obras de misericordia, para que podamos gustar la Pascua, la fuerza del amor de Dios que hace florecer los desiertos de nuestra vida.