EDUCACIÓN COMO VOCACIÓN entrevista a Gisela Gómez 11-09-2021

La docente cordobesa Gisela Gómez (35) es una de las 50 finalistas de la séptima edición del Global Teacher Prize 2021, que la Fundación Varkey –una organización sin fines de lucro– realiza en colaboración con la Unesco.

El premio consiste en un millón de dólares para el ganador, cuyo nombre se conocerá en noviembre próximo. Es la mayor distinción en su tipo, y suele ser considerada como “el Nobel de la Educación”.

Entre los 50 mejores docentes del mundo se encuentran dos argentinas: la cordobesa Gisela, profesora del Instituto Provincial de Educación Técnica (Ipet) Nº 85 República de Italia en la localidad de General Paz, en el departamento Colón, y la maestra de La Plata Ana María Stelman.

Ambas fueron seleccionadas entre ocho mil postulantes y nominaciones de 121 países de todo el mundo. Es la primera vez que una docente de Córdoba se ubica en ese lugar.

El Global Teacher Prize fue creado para reconocer el aporte social de los docentes más destacados del año y poner en foco la tarea de millones de educadores en todo el mundo.

Hace 10 años que Gisela Gómez da clases en el Ipet 85, del que los estudiantes egresan con el título de técnicos en la industria de los alimentos. Hoy es profesora de Formación en Ambientes de Trabajo, y también trabaja en la coordinación de tecnicaturas en el nivel superior.

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Gisela Gómez. (Ramiro Pereyra /La Voz)

“Es una escuela chica de 450 estudiantes de Estación General Paz y de Estación Juárez Celman, con 70 ‘profes’”, cuenta Gisela, que conoció la existencia del premio mientras participaba de capacitaciones virtuales durante la pandemia.

Gisela cree que los docentes son, muchas veces sin saberlo, la semilla del futuro. “Habitualmente planificamos lo que vamos a enseñar, pero nunca sabemos lo que realmente van a aprender. Hay cosas que florecen muchísimo tiempo después. Yo puedo controlar lo que enseño, pero no lo que aprenden. Por eso la responsabilidad de hoy es sembrar. Ahí se mezcla lo disciplinar y lo actitudinal, porque la pasión por nuestro trabajo puede incluso despertar el interés de los estudiantes”, dice la profesora.

Hoy, en pandemia y con bimodalidad (el Ipet no volvió a la presencialidad plena por falta de espacio físico), cree que los educadores tienen que ser muy versátiles, para adaptarse a las nuevas situaciones.

“Lo importante es que los chicos puedan aprender y estén en la escuela. Tenemos que convocarlos, involucrándolos en el conocimiento, para aprovechar el tiempo al máximo, trabajando desde la práctica, desde la experimentación”, concluye.

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