“El Fascismo puede volver con las apariencias más inocentes. Nuestro deber es desenmascararlo y apuntar con el índice sobre cada una de sus formas nuevas, cada día, en cada parte del mundo. Libertad y liberación son una tarea que no acaba nunca” Umberto Eco
Ir a descargarEntre los chats difundidos entre los que intentaron asesinar a la vicepresidente, hay mensajes que se pueden identificar claramente con ideas fascistas. No se circunscriben solamente a contenidos de odio hacia el kirchnerismo, sino que sus delirios de heroísmo nacional y supuesto salvataje de la patria, se inscriben en un movimiento siempre latente en la historia moderna de occidente: el fascismo. Los comportamientos, actitudes y discursos de este movimiento configuran una constelación que excede ampliamente un partido, una corriente política o cualquier institución, se inscriben en las emociones colectivas con gran penetración. Aunque la ideología suene a mala palabra , y pueda ser criticada , tras ella siempre hay una manera de pensar y de sentir, un conjunto de hábitos culturales, instintos sombríos e impulsos inasibles.
¿Quién decía que todos tenemos un enano fascista?No lo sé, pero es cierto. El “enano” no tiene que ver con la estatura física, y pido perdón a los enanos, sino con la distancia que hay entre la estatura de dignidad real que tiene el violento fascista y la que adopta como pose autoritaria y mesiánica ante el público o la patota. El detenido Nicolás Carrizo pasó de alardear sobre su plan criminal de asesinar a CFK y pasar a la historia como héroe nacional, a llorar y amenazar con pegarse un tiro si queda preso por “una joda”El resurgimiento de manifestaciones fascistas es una preocupación en todo occidente, varias causas le atribuyen los analistas, pero nadie puede ignorar que hay una que engloba a todas: lo que Freud llamó el malestar de la cultura.
Un clima de época de creciente violencia verbal, de cinismo, de discursos vacíos de promesas incumplidas e incumplibles y sobre todo un gran vacío existencial. Ayer y hoy un caldo propicio para canalizar la rabia y la impotencia en algún chivo expiatorio que ayer pudo ser el pueblo judío hoy los negros, los planeros, los bolitas, los migrantes, incluso los blancos si vemos los excesos a los que se está llegando con el movimiento ‘Black Lives Matter’Quien preste un poco de atención va a encontrar cenizas cada vez más calientes de expresiones de desprecio y cancelación hacia diversos colectivos entre los jóvenes.
Así me lo comentan preocupados los docentes. El asunto es encontrar un culpable unívoco de la precarización de la vida, de bombardear todos los puentes de tolerancia, y fantasear con que “muerto el perro se acabó la rabia”. Una ilusión parecida al que tenía el sumo sacerdote que condenó a Jesús “ni se dan cuenta de que es mejor para ustedes que muera un solo hombre por el pueblo, y no que toda la nación sea destruida” Jn,11,50 . Hay que tener un gran enano fascista para ver en ese hombre manso y compasivo una amenaza de destrucción de la nación. Sobre todo mientras se negaban a reconocer su obsecuencia con quien efectivamente la estaba destruyendo con su imperialismo: Roma.
La subjetividad fascista anda rondando, nuestro pueblo tiene inmunidad adquirida por su historia y sabe que hay límites que no se deben traspasar, pero la naturalización de la violencia, definirse en oposición a un enemigo al que se odia, sea este débil o poderoso, la admiración a un vencedor por la manifestación de su propia fuerza, el considerarse parte de una elite, sea cual fuere, y otros rasgos más , va penetrando subterfugiamente como canal de expresión de una rabia difusa que anda buscando un blanco al que apuntar.Me parece importante, especialmente para quienes tenemos una mirada cristiana de la historia, estar alertas y atentos a esta sombra oscura que crece en el mundo y tiene acá emergencia evidente en los hechos recientes.
Estar atentos especialmente entre quienes tienen contacto con vidas vulnerables a estos cantos de sirena y cuidar la expresiones con que nos referimos a otros en nuestros hogares. Las palabras suelen convertirse en acciones o en adicciones, a veces sin que nos demos cuenta ni cuándo, ni cómo.
Este sábado en Radio Galilea charlaremos sobre los rasgos del fascismo nuestro de cada día desde los rasgos propuestos por el brillante pensador Umberto Eco en el libro cuya imagen acompaña esta publicación