EL PUDOR

“El pudor es la epidermis del alma” Víctor Hugo

En los últimos días Victoria Villarroel denunciaba esto en Twitter “ ¡Dejen de sexualizar a nuestros chicos, saquen de las aulas a los que promueven estas agendas nefastas y respeten la inocencia de los niños! ¡¡Con los chicos NO!!” Y acompañaba un fragmento sacado de una página de la novela “Cometierra” que forma parte de las bibliotecas que el gobierno de Buenos Aires distribuye en las escuelas a disposición de los docentes.

Habría que hacer tantas aclaraciones al respecto que me da pereza escribir. Serán conversadas mañana en el tema central de Radio Galilea.

Obviamente se armó un debate en torno a esto…. Padres escandalizados, periodistas que tildaron al ministro de pervertido, otros que aducen que los chicos ( es un libro para mayores de 16 años) están alcanzados por la pornografía en las pantallas y hablar de ello en la escuela es prevenirlos, que la novela en cuestión es una gran obra literaria ( lo cual es cierto), que se recorta un párrafo de las miles de páginas de la bibliografía, que la censura siempre fue terrorífica, que los chicos no son ingenuos y un largo etc.

Si tienen ganas podemos conversar sobre estas cosas y estoy segura que las personas de buena voluntad encontrarán una línea oblicua entre los extremos que desgarran permanentemente la sociedad.

Para mi gusto el tema en cuestión tiene que ver con el pudor, muy antes que todas las consideraciones políticas y perspectivas de género.

Tengo que decir que el pudor es un concepto profundamente desarrollado por grandes pensadores y psicólogos. Sartre, Kierkegaard, Freud, Lacan, Hegel, además de los clásicos y la Biblia. Sin embrago ha quedado tan degradado, como el pudor en sí. Puedo adelantar que el pudor es un sublime derecho humano, un guardián del alma, una instancia fecunda e indispensable del alma y una condición indispensable para el desarrollo de la mente de un ser humano.

Puedo decir también que la Vice presidenta se ha rodeado, defendido y aun hoy lo sigue haciendo de personas que han asestado los más graves, y atroces crímenes contra el pudor, la última barrera, la última frontera de la dignidad. Aquellos que no solo violaron, torturaron y desaparecieron cuerpos sino que, con las técnicas más siniestras han estudiado la forma de exhibir con saña al escarnio, la intimidad más vulnerable de un ser humano. Violar el pudor, la última barrera del alma, es el fin último de la tortura. Basta leer los relatos del holocausto para develar ese ensañamiento. Por eso me resulta impactante observar como las banderas “santas desfilan en manos de la abominación desoladora” En Mateo 24:15, Jesús dice:

«Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora, de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda)…

Hablar sobre el pudor es hacer un enfoque que invita a todos, progresistas, docentes y padres a una mirada que teja velos, cubra desnudeces, custodie intimidades, proteja lo tierno y dignifica lo oculto.

“Y pasé yo junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor…

Y fuiste mía.» ( Ezequiel 16,8)

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