RAZONES PARA LA ESPERANZA 27-04-24

¿Qué es la esperanza? ¿Es una nube mental de pensamientos positivos que generan una actitud ante la vida? ¿Es optimismo frente a lo desconocido por venir? ¿Es negarse a mirar la gravedad de los riesgos? Si a pesar de sentir miedo o angustia, uno dice que tiene esperanza ¿De qué está hecha? ¿Será una creencia construida a base de terca voluntad desnuda?

Cuando algo nos proporciona bienestar y el ánimo se encuentra reconfortado es fácil tener esperanza. Pero si puedo imaginar un mañana feliz porque hoy estoy contento, eso no es esperanza, se parece más bien a la inercia de la satisfacción presente proyectada hacia el futuro. Es, digamos, una esperanza barata, optimismo. Como dice la carta a los romanos; “pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.” Rom 8,24.

Otro fundamento ha de tener la esperanza, de lo contrario sería perpetuar las injusticias del mundo

La receta, tan frecuente en el mundo New Age, de practicar una terca vigilancia sobre los pensamientos negativos, borrando todo el tiempo el pizarrón de la mente para escribir oraciones positivas, puede acumular tanta sombra de realidad que cuando colapsa, todo se vuelve noche. He conocido sujetos tan oprimidos de autoengaños que mantengo a raya cualquier sugerencia que me huela a sugestión. Descarto la opción de mentirte con buenas intenciones.

Ha de ser otro el camino si uno desea realmente ser un ser íntegro.

Me resulta violenta la esperanza de los satisfechos que viven la vida con las cartas marcadas y les piden a los que pierden todo que no pierdan la esperanza ¡Es tan egocéntrico demandar esperanza cuando se tiene atada la vaca que te nutre de goces!!. Un santo decía “No le muestres el camino a tu hermano sino estas dispuesto a caminar con él”.

Proclamar buenos valores cuando el bolsillo del alma está lleno de ventura los convierte en mercancía y presumo que la esperanza es inversamente proporcional a la suerte.

No hace falta describir cómo funciona el mandato de happylandia. No me puedo creer que haya tan abrumadora mayoría de gente feliz como se muestra en la vidriera de las redes. He observado las últimas publicaciones de personas que por propia voluntad se fueron de este mundo y da pena ver hasta qué punto se sentían obligadas a vender esperanza y bienestar cuando estaban rotas por dentro.

Me resisto con todas mis fuerzas a poner la esperanza en una góndola o a convertirla en una tarjeta facebookera

“Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razones de la esperanza que hay en ustedes.” Dice la primera carta de Pedro 3,15

¿Por qué la esperanza tiene que tener razones? Pues porque eso la distingue de la ilusión.

Imagino lo terrible que ha de ser volver de las ilusiones y darse cuenta que la carroza es en realidad una vieja calabaza.. La ilusión se derrumba como un palo apolillado. Esos mundos sutiles, ingrávidos y gentiles, son muy efímeros para sostener la esperanza.

Como verás, podría decirte que estoy más bien escribiendo las “razones para la desesperanza “ Y no estaría del todo mal… ¿Has observados lo pesimistas que han sido los profetas de la Biblia? Es que el acto de fundar la esperanza es algo muy serio. Moralmente serio. Asi que pido un rato de pesimismo para desmalezar de cizaña el trigo.

Las razones de la esperanza no convencen a nadie a menos que crea que ellas no están en lo que nosotros podemos, sino en lo que Dios puede hacer en nosotros o a través nuestro. Las razones para la esperanza son a veces inversamente proporcionales a las razones para el optimismo. Sería necesario preparar un ejército de pesimistas esperanzados. Soldados alegres de una resistencia dramática entrenados en la esperanza más allá de todo optimismo.

En la biblia hay una alternancia permanente entre una mala noticia y una esperanza. Y no hay cuerda de música verdadera que no esté agarrada a ambos polos del diapasón.

Si has vivido esto alguna vez sabes de qué hablo. Y si no te invito a escuchar el anuncio de este don que Dios promete a todo aquel que se disponga a recibirlo. No es una esperanza basada en el esfuerzo, la exigencia y la explotación de uno mismo. Eso es meritocracia y no tiene nada que ver con la esperanza cristiana.

Te convido las razones para la esperanza, tan antiguas y tan nuevas, que nos han dejado una nube de testigos hace más de dos mil años.

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