Un comentario de “Aclaró 164 – En el día de los Abuelos”

1. 

   ANI FRANCESCHI dice:

   YO NO TUVE ABUELOS
   Yo no conocí abuelos.
   Nací en una familia cansada de niños y los padres de mis padres habían muerto antes que yo llegara.
   No recuerdo los brazos protectores, seguramente de mis hermanas mayores, y los recuerdos de mi infancia se mezclan como en una mala película mexicana que mejor es pasar con el botón rápido de la video.
   Mis amigas tenían abuelos y era una maravillosa aventura ir a la casa ”de la nona” y volver con dulces y escabeches. Y yo no tenía abuela.
   Recién hoy, después de varios días de pensar mi nuevo papel en la vida, me doy cuenta a que se refería la gente cuando definía a un chico rebelde y mal educado con “no tiene abuela”.
   Pero la vida pasó y nunca extrañé la presencia de quienes nunca estuvieron, mi madre no estaba mucho y mi padre era un actor con dos papeles en la película de mi vida.
   Mis amigas no solo tenían abuelos, sino también padre y madre presentes en la casa.
   Yo solamente hermanas…
   Pasaron muchos años hasta que una abuela entró a mi vida, ella era Stellita, la mamá de mis amigos y llamada Mía por sus primeras nietas.
   Tierna, dulce, piadosa, confiada ciegamente al amor de Dios en la forma de la Divina Providencia, de ella aprendí a esperar la ayuda del Señor.
   La Mía era el tesoro más querido de esa casa.
   Luego al llegar mis hijos los Nonos tomaron un papel muy importante en su vida y en la mía.
   Ellos eran los encargados de trasmitir tradiciones, cuentos, canciones, historias y juegos que alegraron la infancia de mis hijos.
   Quizás mis hijos, ya grandes no recuerdan determinadas historias de sus Nonos, saben lo que nosotros les contamos, y muchas veces al entrar a la casa y sentir el aroma de la sopa de verdura ,vuelve a su corazón “la sopa de la Nona”. Y cuántas veces en la mesa familiar alguno dice: Papi contá cuando el Nono y la Nona jugaban a la escoba de 15.
   Yo se que hay cosas que no se acuerdan, pero, qué hubiera sido de ellos si sus Nonos no los hubieran cuidado por las tardes cuando sus papás daban clases en la escuela del frente?
   Adonde hubiera ido Taté cuando la Señorita Laura lo mandaba a la casa de la Nona cuando se quedaba a jugar en el jardín y sólo tenía 3 años?
   Quien lo habría auxiliado prontamente cuando Patri se cayó a la acequia y quedó empapado?
   Cuán difícil hubiera sido para mí si ellos no hubieran estado.
   Los Nonos le dieron seguridad y tranquilidad a mi trabajo, ellos le daban cariño además del mate cocido y el pan con dulce de la tarde, les dieron seguridad a sus pequeños pasos, porque los amaban.
   Ciertamente “yo no tenía abuela” ahora me doy cuenta lo que hubiera sido tenerla, me hubiera ahorrado tantas heridas!! Sería hoy más cariñosa, más afectiva, con menos corazas, pero no la tuve.
   Hoy me toca ser abuela, puedo escribir cuentos a mis nietos lejanos, contarles historias en secreto cada noche antes de dormir, aunque estén lejos, poner su foto en la compu y sus voces en el teléfono, y sentir la distancia como cuando mis hijos partieron.
   Hoy puedo escuchar en el teléfono: Nona contame de Epulón.
   Soy su abuela, me encantaría compartir sus pasos, cuidar su sueño, cocinar sus almuerzos, para que sus padres, como yo, trabajen tranquilos.
   Los abuelos los conectan con la historia, con la gente, con Dios.
   Hoy con una niñita que nos alegra las tardes, trato de comprender mi papel de abuela en la vida de los nietos, busco en el rincón de mi infancia el rostro de una abuela.
   Y cada tarde cuando le canto y le bailo “ana canana canana, nana na naná” no soy yo, es la Nona, y la Nona de la Nona, que desde entonces se quedó en la canción.
   Contar historias, cantar canciones, darles amor, ese es el secreto, esa es la inmortalidad.
   LA NONA ANI
   Chilecito,9 de agosto del 2011.

   julio 26, 2016 en 2:09 pm

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