La mujer rebelde.
Inconformista. Segura, bueh…lo bastante segura como para afrontar con naturalidad ciertas convenciones sociales .Capacidad para el riesgo, ansias de conocimiento. Valiente. Independiente.
De ella decía Martha Rivera-Garrido:
No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe…
“No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca.
No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma.
No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música.
No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y vertigue un inmenso horror por las injusticias. Una a la que le gusten los juegos de fútbol y de pelota y no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo.
No te enamores de una mujer intensa, lúdica y lúcida e irreverente.
No quieras enamorarte de una mujer así.
Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, JAMAS se regresa.”
La mujer rebelde ya fue protagonista de un cuento de Andersen “La princesa y el guisante” Sin embargo esta hermosa mujer tiene su propia sombra: no puede dormir. Este padecimiento nos habla de otras características de la mujer rebelde que si no las hace consciente puede terminar enfermando de ciertas dolencias que vamos a contarte.
Para describirte a esta maravillosa mujer y sus riesgos voy a contarte el cuento. Si lo conoces verás cuanto tiene para decirnos, ahora en la cuentería de Radio Galilea sumate que hay ronda de cuentos para la vida.
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