...Un día como hoy en 1914 En el cruce de la avenida Euclid y la calle 105 Este de la ciudad de Cleveland (Estados Unidos), y ante el aumento del tráfico de vehículos, se instala el primer semáforo eléctrico del mundo.
Anteriormente, en 1868, en la ciudad de Londres (Reino Unido) se había instalado un semáforo frente al parlamento en Westminster que funcionaba con gas, con un farol rojo y una luz verde que solamente se veían de noche, y emitía zumbidos. Este primer semáforo era manual por lo que requería que un policía lo controlase todo el tiempo, pero explotó tan solo un mes después hiriendo de gravedad y causándole la muerte al policía que lo controlaba por lo que hubo de quitarse.
El semáforo es un instrumento vital para el orden de las ciudades. Sin embargo en los primeros años del siglo pasado cundía el caos en las pistas ante la inexistencia de éste. Las carretas tiradas por caballos y los bisoños automóviles ocasionaban múltiples accidentes, y el paso por las calles se hacía imposible.
El sistema cambió pocos años después y se sustituyó el zumbador por una tercera luz de color ámbar. Los primeros semáforos de tres luces aparecieron en 1920 en las calles de Detroit, en semáforos de cuatro direcciones y en Nueva York, donde se pusieron a prueba en la Quinta Avenida.
En 1953 aparecieron los primeros semáforos eléctricos. Ocho años más tarde, en l 1961 se introdujo en Berlín, el dispositivo regulaba la circulación de los peatones.
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En el año 2012 Muere la cantante mexicana Chavela Vargas
Chavela incursionó en la canción ranchera, que tenía un peculiar estilo de interpretar. Una de las vertientes de la canción ranchera, la representada por José Alfredo Jiménez suele ser machista y emotiva. Trata sobre amores y desamores, casi siempre con el alcohol de por medio, ya que en una cultura tradicional solamente se acepta la demostración de la sensibilidad del hombre cuando este está ebrio. Estas canciones son cantadas desde una perspectiva masculina y con el acompañamiento de mariachi. Chavela cantaba este tipo de canciones, pero lo hacía sola, con apenas una guitarra y con su voz, emulando la forma de cantar de un hombre ebrio. Por ello, en ocasiones, bajaba el ritmo de las melodías. De este modo, teñía de más desgarro canciones que otros entendían como pícaras o de humor.
Fue un personaje a contracorriente desde joven: vestía como un hombre, fumaba tabaco, bebía mucho, llevaba pistola y era reconocida por su característico poncho rojo.
En el mundo de la música fue muy cercana a José Alfredo Jiménez, Agustín Lara, Tomás Méndez, Álvaro Carrillo, Cuco Sánchez, Facundo Cabral, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Ana Belén, Víctor Manuel, Juan Gabriel, Sara Baras, Buika, Eugenia León, Martirio, María Dolores Pradera y Lila Downs, entre otros.
Los graves problemas producidos por el alcohol en su vida personal, la llevaron a retirarse de una carrera artística de gran éxito. a finales de los años setenta, y durante años se sumergió en el anonimato. Gracias a un encuentro casual con el director de cine Pedro Almodóvar, empezó a superar sus problemas con el alcoholismo, y regresó a la escena pública a principios de los años noventa. No volvió a beber en sus últimos veinte años, y se mantuvo fuerte hasta el final. Hacía ejercicio con regularidad; y cumplidos 80 años, se lanzó en paracaídas.
Parafraseando a Joaquín Sabina, «las amarguras no son amargas cuando las canta Chavela Vargas y las escribe un tal José Alfredo». Chavela se definió como «viva moneda que nunca se volverá a repetir». Cansada de rememorar sus legendarias «parrandas» con José Alfredo Jiménez, de explicar si llevaba o no pistola. Cansada de recordar a Frida Kahlo y “al viejo peludo de Trotsky” y de trasegar entre tequilas y puros su pena, la Vargas cantó al desamor y a la luz de luna como muy pocas lo supieron hacer.
Te cebo un poema
“A mi me encanta Dios” de Jaime Sabines
Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos.
Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida -no tú ni yo- la vida, sea para siempre.
Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang… Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.
A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho -frente al ataque de los antibióticos- ¡bacterias mutantes!
Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.
Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.
Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja.
Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.
A mí me gusta, a mí me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.